07.03.2018. Redacción / Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Siempre me ha llamado la atención la sensación (por supuesto, muy subjetiva) que tenemos de la duración o velocidad del tiempo en relación con nuestras propias vivencias.
No sé si será verdad, pero a mí me da la impresión de que el tiempo corre más deprisa cuando más viejos nos hacemos. Cuando era un pequeñajo de apenas seis o siete años los días se hacían eternos y la llegada de determinadas fechas se hacían realmente eternas.
En mi etapa estudiantil parecía que los meses no transcurrían como uno deseaba y se alargaban más de lo que uno estimaba como razonable. Ahora, en cambio, no sé si por la edad o porque vivimos con más prisas, con más estrés, las fechas se suceden unas detrás de otras a un ritmo vertiginoso.
Parece que anteayer se celebraron las fiestas navideñas y que ayer mismo fueron los carnavales, y ya tenemos aquí la Semana Santa y, casi de repente, llegará el verano y el buen tiempo, las grandes rebajas de precios en los centros comerciales y la época de los días de playa y de baños en el mar.
A todo esto, ¿le damos la importancia que debe tener la velocidad del tiempo? No sé si a ustedes les habrá pasado, pero hay cosas que parecen no acabar nunca: una película lenta con un guion horroroso, un mal partido de fútbol con numerosas interrupciones...
En cambio , hay vivencias que transcurren como si fueran fugaces: una agradable reunión familiar, una velada erótica con tu ser amado, un viaje a la ciudad de la que esta enamorado.
Supongo que el tiempo tiene su cadencia natural, pero somos nosotros mismos los que le damos una velocidad determinada, según las circunstancias, porque no es lo mismo asistir al funeral de un familiar o de un querido amigo que estar contemplando todo París desde lo alto de la Torre Eiffel, pongamos por caso.
Tenemos la obligación de exprimir los momentos de felicidad y tratar de olvidar los tragos amargos que se nos presentan en la vida. Y tengan en cuenta, amables lectores, aquel antiguo dicho que afirma que "el tiempo es oro". Y eso.