03.07.2021 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Los años son almanaques de la vida que cada ser humano tenemos mientras estamos vivos. Es por ello, que a medida que la aguja del reloj de nuestros destinos va avanzando, entramos en años y tenemos distintas formas de ver la vida. Pero también es cierto, que los años con el paso del tiempo se convierten en pesadas losas de piedras que motivan que nuestros cuerpos cada vez se vean más limitados en sus funciones. Es por ello, que muchas personas de avanzadas edades, se vean como una especie de “estorbos” en muchas familias, motivando ser ingresados/as en centros de mayores.
Por otro lado, la soledad de muchos de ellos/as a las que son sometidos por la ausencia de sus respectivos familiares, motivan un dolor y daños irreparables para muchas de las personas que viven en los centros de mayores. Es justo reconocer, que el personal profesional sanitario dedicado a la atención de nuestros mayores, es sumamente importante a la hora que estos abuelos/as tengan una mejor calidad de vida. Un personal sanitario, que alegra la vida de miles de mayores con sus formas tan dinámicas y positivas de trabajar, transmitiéndoles amor, confianza, ilusiones y sonrisas.
Por lo tanto, las residencias para la tercera edad son entornos que propician que las personas que viven en ellas compartan espacios y actividades. De hecho, en muchas ocasiones, el paso de vivir solo en el domicilio a vivir en una residencia mejora de manera notable la situación de la persona que antes se podía sentir sola y desatendida.
Aún así, la soledad es también un problema en las residencias para mayores, propiciada por circunstancias como la pérdida de personas de entorno cercano (fallecimiento de familiares y amigos), la separación de la familia o la ausencia de referentes tanto de personas conocida como de lugares habituales.
Por todo ello, en Canarias se ha realizado un interesante informe que analiza los casos de soledad en las residencias geriátricas.
El trabajo es el resultado del proyecto «Trabajando en red para conocer realidades» se ha realizado con financiación del Gobierno de Canarias y lo ha realizado la Fundación Tutelar Canaria Adepsi. Es importante pues, conocer los datos, permitirá implementar medidas para paliar este problema.
Según el estudio, el 14 % de las personas mayores que viven en residencias en las Islas Canarias no recibe nunca visitas de familiares o amigos. Es decir, están atendidos, pero están solos con respecto a su entorno anterior al ingreso.
Para hacer el estudio se tomaron como muestra 1791 residentes de establecimientos de Gran Canaria y Lanzarote en 31 centros, (el 94 % de los recursos disponibles). De ellos 238 están en situación de vulnerabilidad por falta de apoyos del entorno familiar, de manera que 147 no reciben ningún tipo de apoyo familiar y 91 están en el proceso de manera evidente. El perfil mayoritario es el de mujer (63%) con gran dependencia (49,19%).
No reciben visitas ni les llaman. El principal motivo expresado por las familias para no prestar apoyos a la persona mayor es la falta de vínculo emocional o de preocupación por ella en un 29,93 % de los casos; el 20,41 % aduce razones relacionadas con cargas familiares y el 16,33% manifiesta la imposibilidad de hacerlo por cuestiones personales. El trabajo destaca también la incidencia de la discapacidad psíquica o sensorial en personas mayores de 65 años con deterioro cognitivo.
Así pues, este tipo de estudios es fundamental para comprender y ayudar a las personas tanto a las que sienten las cargas familiares como, y sobre todo, a las personas mayores que se sienten solas y desatendidas emocionalmente por sus familias en las residencias.
Por último, recordar que la soledad de los mayores es una responsabilidad y deber de todos. No podemos olvidar que hoy son ellos, mañana seremos nosotros.