05.08.2023 | Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Sé que muchos de ustedes no estarán de acuerdo con el titular de este comentario, por razones obvias. Los votantes del bloque progresista quieren que Sánchez vuelva a formar Gobierno, si consigue el "sí" de los independentistas catalanes de Junts, liderados por el prófugo Puigdemont; mientras que los que eligieron al Partido Popular siguen reclamando que Feijóo sea el próximo presidente del Consejo de Ministros, porque fue el político y la fuerza más votada en las urnas.
La derecha no quiere darse cuenta de que, a excepción de Vox, ningún otro grupo político apoyará en un debate de investidura al expresidente de la Xunta de Galicia, porque los escaños propios no llegan ni de lejos a una mayoría necesaria, aunque esté apoyado por sus "hemanos de Vox", partido que causa repugnancia en el resto del arco parlamentario.
Por su parte, Pedro Sánchez quiere evitar como sea la repetición de las lecciones legislativas (mal llamadas "generales", que conste, escrito sea de paso) y está dispuesto a rehacer un gobierno "frankestein", aún a costa de tener que pactar con Junts y las graves consecuencias que ello podría conllevar, porque los de Puigdemont, para que el líder del PSOE siga en el Palacio de la Moncloa, ahora ya tendríann que votar afirmativamente y no abstenerse --como se preveía el lunes pasado--, por la sencilla razón que una vez escrutados los votos de los españoles residentes fuera del país, el PP ha obtenido un escaño más por Madrid, en detrimento de un diputado socialista.
Puigdemont, que es un imbécil político, pero no tonto, encarecerá aún más el valor de su apoyo y podría hipotecar la buena gobernanza, en función de unas exigencias muy concretas, como su propia amnistía por los delitos que cometió en 2017 y, lo que es peor, no les quepa la menor duda que pedirá la celebración de un referendum de independencia en y para Cataluña, algo que es totalmente inscontitucional, en función de lo establecido en nuestra Carta Magna de 1978, por fortuna aún vigente.
Si Sánchez necesita los votos de apoyo del residente en Waterloo, estará prisionero de los independentistas más radicales de la comunidad autónoma del noreste peninsular durante toda la próxima legislatura. Y así, desde mi modesta opinión como analista polítco, no hay ser viviente que presida un Gobierno serio, responsable y con el sosiego y la tranquilidad necesarios para evitar el enésimo intento de secesión de Cataluña.
¿No sería más conveniente repetir los comicios a finales del otoño y contemplar los mismos como si se tratase de una segunda vuelta entre Pedro Sánchez y Núñez Feijóo? En política, y más en este país, nunca se sabe. Pero sería cuestión de analizar y de meditar entre la clase política qué resultaría mejor para el conjunto de los ciudadanos y para la gobernabilidad de España. ¿Es ese el quid de la cuestión? Con sinceridad, creo que sí.