16.12.2024 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Utilizar eufemismos, que viene a ser una manifestación suave, decorosa, de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante, a saber, decirlo más sencillamente, hacer una indirecta, rodeo o circunloquio, se puso de moda a partir de la década de los ochenta en la calificación de los exámenes o del currículo estudiantil, según las distintas leyes orgánicas de educación que se fueron aprobando a partir de entonces. Desapareció la nota numérica y fue cuando empezó la flojera en la exigencia y perdida del esfuerzo personal desde las primeras etapas educativas. Por ejemplo, en la Educación Primaria se utilizaba, Progresa Adecuadamente (P.A.) o Necesita Mejorar (N.M.).
No vamos a ceñirnos a este tema, sólo lo mentamos como una introducción anecdótica de una expresión, a la cual ahora le queremos dar una vuelta total, para implementar una valoración positiva, refiriéndonos específicamente a la Ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en el 25º Aniversario de su declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 2 de diciembre de 1999, por ser ejemplo único de ciudad colonial no amurallada, trazada y construida a partir de un proyecto complejo basado en la navegación como ciencia de la época y como espacio de organización de un nuevo orden social. El trazado original de 1500, que ha permanecido intacto a lo largo de los siglos, da fe de un intercambio de influencias entre la cultura europea e hispano portuguesa y la cultura americana, con la que ha mantenido un vínculo constante desde el punto de vista humano, cultural y socioeconómico, según manifiestan las especificaciones oficiales.
Sin duda alguna, en los últimos años, la Ciudad de los Adelantados está inmersa en un proceso, parece que imparable, de crecimiento económico, actividad cultural incesante, energía deportiva con orgullo demostrado en competiciones estatales, viveza comercial, no sólo en el Casco Histórico, sino en todos los barrios o zonas municipales, con la consiguiente proactividad en la creación de empleo y productora de trabajo, en un desarrollo social evidente a todas luces, acompañado con un dinamismo que expande energía activa y propulsora. Siendo además un polo de atracción del tejido empresarial de los variados sectores económicos. Puede que alguien razone que lo dicho sea una exageración, pero admitiendo, por supuesto, que también hay algunas fallas, la realidad es tozuda y el progreso, como acción de ir hacia adelante, es incuestionable. Además, su naturaleza de Patrimonio Mundial, le ha dado una internalización, que no se queda básicamente en el nombre, sino en la influencia atractiva que se nota en las visitas que recibe, tanto turísticas, académicas, culturales, económicas o de cualquier otra índole.
El impulso de un urbanismo sostenible y singular, basado en una leal convicción de que la colaboración público-privada es la base segura de un crecimiento ordenado y sustentable, potencia en toda la Ciudad, una autentica laboriosidad de la pymes, microempresas o autónomos, en los tres ejes fundamentales de la modernidad constructiva, que es la eficiencia energética, la accesibilidad universal y la digitalización, dirigida principalmente a la rehabilitación, reforma, conservación y mantenimiento de las edificaciones ya obsoletas, con una puesta en marcha sin fisuras de la economía circular, es decir, construir sobre lo construido, para hacerlas modernas, habitables, seguras y eficientes.
La Laguna es una ciudad con tantas peculiaridades y diferencias zonales, que exige un esfuerzo extraordinario de acercamiento al territorio de manera específica y respetuosa, a lo cual se llega con la puesta en marcha de un plan de regeneración integral urbana, donde el Ayuntamiento está sinceramente comprometido y los empresarios de la construcción tenemos la conciencia de participar responsablemente.