La Iglesia y el vacío de la nueva generación

06.03.2021 | Redacción | Opinión

Por: Rafael Lutzardo

La Iglesia en este comienzo de siglo XXI parece estar huérfana de feligreses jóvenes. Es decir, la mayoría de las iglesias o habitáculos parroquiales no cuentan con la presencia de una generación de jóvenes que a duras penas parece no interesarles en absoluto lo que los ministros de Dios transmiten cada día desde sus ermitas, iglesias o parroquias cristianas. ¿Por qué este fracaso de la Iglesia en captar la presencia de una nueva generación de jóvenes? Sin duda, por muchas causas. Sabido es que la Iglesia siempre fue un Estado de poder, especialmente en la Edad Media, donde el cristianismo tuvo una gran influencia en todos los sectores de la sociedad. Es por ello, que en esa época la Iglesia tuvo un mayor protagonismo y poder; tanto político como económico. De la misma manera, la Iglesia tuvo una gran influencia en le época del franquismo. Cierto es, que la Iglesia ha tenido sus equivocaciones y muchas de sus ideas cristianas no han sido aprobada por la nueva generación de este siglo. Sobre todo, cuando se va descubriendo el mundo corrupto de muchos de lo que se hacen llamar ministros de Dios.

Por otro lado, según estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el 2010, el 41,9 %de los jóvenes, se confiesa católico no practicante y solo el 12% lo contrario, católico y practicante, un porcentaje incluso inferior al de no creyentes, que estaría en torno al 14. En su informe del 2010 sobre la juventud española, la Fundación SM habla de un 62% que no asiste "nunca o prácticamente nunca" a la iglesia, de tan solo un 7 % que cumple con el precepto dominical de ir a misa y de un 60 % que jamás reza.

El mismo informe presenta a la Iglesia católica como una institución "poco valorada" por los jóvenes, que la sitúan en el último puesto de su ránking de preferencias, inmediatamente después de la política. Un 76 % piensa que es "demasiado rica" y un 64 %, que se mete demasiado en política.

"Si algo caracteriza a la juventud española es su heterogeneidad. En su mayoría, están bastante alejados del tema religioso, aunque muchos se declaran católicos. A la JMJ irán, como mucho, los más movilizados, pertenecientes a movimientos eclesiales cercanos a las ideas del Papa", asegura el sociólogo Jorge Alberto Benedicto, catedrático en la UNED. Que la juventud no comulga con esas ideas, por conservadoras en exceso, lo confirman diferentes estudios sociológicos. Así, el 75 % de los consultados sostiene que la Iglesia tiene una postura anticuada en lo referente a la vida sexual de la gente, y el 63 % cree que "se mete demasiado" en su vida. A favor del matrimonio entre personas del mismo sexo está el 76,4 % de los jóvenes. Lo mismo sucede con la eutanasia.

Muchos de ellos son los hijos de una generación de padres que ya antes habían decidido alejarse de la religión. Son chicos y chicas que se inician en el sexo a una edad temprana, en torno a los 16, los 17 o los 18 años --el 58,5 % del total--, y que, además, no tienen el más mínimo problema moral por usar preservativos para evitar un embarazo no deseado. "La juventud sabe que sus creencias religiosas tienen poco que ver con lo que se proclama desde la jerarquía eclesiástica", dice el director general del Injuve --Instituto de la Juventud de España--, Gabriel Alconchel.

Así pues, el descreimiento de la juventud española ha sido muy acelerado: entre 1992 y 2010, el porcentaje que se define como católico en este sector de edad ha pasado del 82% al 52%. Una caída de 30 puntos en sólo 18 años. Para los sociólogos, los valores tienen una gran importancia a la hora de imaginar las sociedades futuras porque, una vez consolidados, son muy difíciles de modificar. Y ya son varias generaciones las que van madurando con menos adhesión al catolicismo, con un ritmo cada vez más trepidante.

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