08.10.2017. Redacción / Opinión.
Por: Casimiro Curbelo
Diputado autonómico y presidente del Cabildo de La Gomera
La Gomera celebra este lunes, consecutivo al primer sábado de octubre, tal y como dicta la tradición, la fiesta en honor a su patrona insular: la Virgen de Guadalupe. Como cada año, cientos de gomeros y gomeras se preparan estos días para acompañar a la Virgen en su procesión marina, unidos por el fervor y la adoración que le profesan a su patrona.
Se trata de una cita muy vinculada al mar porque surcando el atlántico llegó la imagen con Guillén Peraza, a finales del siglo XV, desde tierras cacereñas y, cruzando el océano, denominó una de las primeras tierras holladas por el almirante Cristóbal Colón en el entonces desconocido Nuevo Mundo. No pasaron muchos años para que la advocación guadalupana de la Virgen fuera las más venerada en la América de lengua española, como así señala Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España. Hoy es la patrona de México y su devoción se extiende por todo el continente.
Son todas razones de peso para que la Iglesia coronara nuestra imagen como Reina de la Hispanidad en 1973, al igual que lo había sido la imagen de la Virgen cacereña sesenta y ocho años antes. Su culto sigue, pues, la ruta del descubrimiento, la primera y una de las más grandes gestas de la Edad Moderna, señalando también a nuestra isla colombina, la última escala hacia lo desconocido, que entraba también en la historia universal por este motivo al poco de su colonización.
Y este símbolo de unidad entre España e Hispanoamérica, también lo es para los gomeros, que acudimos a su santuario de Puntallana, en el municipio de San Sebastián, para exaltar nuestra identidad, nuestra cultura y nuestras tradiciones más allá incluso de credos personales. La devoción por La Gomera está esenciada en su sagrada y diminuta imagen, a la que, no menos simbólicamente, accedemos por mar también.
La Fiesta de Octubre, que cada año nos reúne con no pocos naturales residentes en el exterior y muchos visitantes foráneos, concluirá su día grande con la presentación del cartel de la Bajada lustral de la Virgen, que se celebrará el próximo 2018. Un recorrido de la patrona que la llevará, como cada cinco años, por toda la geografía insular hasta que el 12 de diciembre retorne a su santuario, coincidiendo con la festividad canónica establecida por la Iglesia católica.
Una tradición quinquenal que nació, según la tradición, en 1872 a consecuencia de una crisis de fe colectiva ante las penurias sufridas por el pueblo gomero. Este peregrinaje mariano es hoy signo de su identidad y de su unión en el progreso. También de su fe en el futuro. Las instituciones democráticas y el trabajo colectivo han fortalecido la justicia y la cohesión social. Hemos podido también romper el aislamiento con el resto de Canarias y el mundo, hacia donde nos proyectamos como un paraíso natural preservado sobre criterios de desarrollo sostenible, una tierra que ofrece, cada vez más, las oportunidades que, en tiempos pasados, fueron negadas a sus hijos.
En esta edición, estará en nuestros corazones de forma especial el deseo de concordia entre todos los españoles; también nuestra fraternidad con el pueblo venezolano, al que los gomeros tanto debemos y al que tantos sentimientos nos une. La Gomera demuestra así, como siempre, su lealtad y gratitud en una semana en la que también se celebran los lazos creados por la Hispanidad, la devoción transoceánica por la Virgen de Guadalupe.
Este 9 de octubre somos la capital de Canarias. Y, con la Bajada lustral del año próximo, esperamos ser la fiesta de todas las Islas, el punto de reunión de todo nuestro Archipiélago, comprometido con nuestra identidad y nuestras tradiciones, siendo la isla colombina, como su historia obliga, el marco de encuentro entre Europa y América.