La crisis económica en Canarias será mucho más grave

31.03.2020 | Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Muchos isleños no han caído aún en la cuenta, pero la gran crisis económica que se avecina tras el confinamiento de la población del Archipiélago que va a provocar (que, de hecho, ya está provocando) el maldito coronavirus chino, será mucho más grave en Canarias que en el resto del territorio español, por nuestra fuerte dependencia de dos sectores productivos muy concretos, el Turismo --verdadero "motor" de estos ocho peñascos en medio del Atlántico-- y de la Construcción, que ha vivido una ralentización en los últimos años.

Recuerdo que, hace ya años, el veterano periodista Soler Serrano entrevistó en TVE al prestigios político venezolano Arturo Úslar Pietri, que en aquella interviú dijo, sin sonrojarse y con mucha razón, que su país solo saldría adelante "si sabía sembrar el petróleo". Pero, por desgracia, sus palabras fueron desoídas por los dirigentes adecos y copeianos de la República hermana, más preocupados de enriquecerse a costa, precisamente, de la producción petrolera y de los millones de barriles que se exportaban semanalmente, durante la segunda mitad del siglo pasado.

Haciendo una comparativa con nuestra historia más reciente, la clase política canaria creyó que el Turismo era, poco más o menos, que la gallina de los huevo de oro para nuestro Archipiélago y, en lugar de intentar diversificar nuestra economía, se potenció la actividad turística y se engordó el sector servicios, lo que trajo consigo que se dejaran de lado dos ramas productivas de vital importancia en cualquier economía capitalista: los sectores primario y secundario, es decir, la agricultura/ganadería pesca, por un lado, y la industria, por otro. Y el mago cambió la azada y la guataca por la bandeja de las cafeterías o el uniforme de las camareras de hoteles y apartamentos.

Canarias ha basado casi toda su actividad económica, desde hace cincuenta años, en el Turismo, como si fuera un monocultivo, sin que la clase política y empresarial previera un "crack" como el actual, que conllevará el cierre de decenas de hoteles, y la quiebra de muchas empresas relacionadas con actividades de ocio (parques temáticos, coches de alquiler, etc.) destinadas a los millones de visitantes que venían de visita a las Islas de diversos países europeos (fundamentalmente Reino Unido y Alemania) y del resto de España.

Esa desmesurada concentración en el sector servicios vamos a pagarla muy cara. Aquí se importa más del noventa por ciento de lo que consumimos (alimentos básicos, entre ellos) y, sin ser alarmistas, nos espera una dura y larga etapa, en la que vamos a pasarlas "canutas" por una mala planificación, tan peligrosa como suicida, de nuestra estructura económica.

No quiero ser alarmista, pero las cifras del desempleo en el Sur de Tenerife y de Gran Canaria, así como en las dos islas más orientales (Lanzarote y Fuerteventura) serán escandalosas, por lo que el panorama que se nos presenta es bastante oscuro, ya que la recuperación de la actividad no va a ser inmediata, sino a medio y largo plazo; y es previsible, además, que los ciudadanos europeos se retraigan de hacer turismo a cuatro o cinco horas de avión, y elijan, en todo caso, destinos más cercanos y más baratos, como lo países mediterráneos, tanto al sur del viejo continente (Francia meridional, Italia, Grecia o Turquía), como en el norte de África (especialmente Marruecos, Túnez y Egipto).

Los responsables del Gobierno Autónomo y de los Cabildos insulares tendrán que tener mucha imaginación, poner en marcha diversas iniciativas y, de manera inevitable, van a tener que emplearse muy a fondo, para sacarnos no ya de este bache, sino de un auténtico socavón de desconocidas dimensiones. Y el que avisa... ya lo afirma el dicho. ¡Que Dios nos coja confesados¡, queridos lectores.

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