05.08.2018. Redacción | Opinión
Por: Casimiro Curbelo
Presidente del Cabildo de La Gomera y portavoz de ASG en el Parlamento de Canarias
Ningún ser humano puede vivir sin respirar. Ninguna isla puede vivir sin comunicaciones. La conectividad es el cuello de botella del crecimiento de cualquier territorio archipielágico. Lo hemos vivido en Canarias y lo hemos vivido, especialmente, en las llamadas “Islas Verdes”, las que peores comunicaciones han tenido en la historia de la comunidad canaria, lo que ha impedido de forma efectiva su incorporación al crecimiento y al desarrollo económico.
El trabajo de los gomeros y de los representantes de esta isla ha conseguido mejorar de forma efectiva tanto la comunicación interior como la de la isla con el resto del archipiélago. Y fruto de ese esfuerzo, de las nuevas rutas marítimas y aéreas, La Gomera ha logrado empezar el impulso de un creciente desarrollo económico. La línea interior entre el puerto de Vueltas, Playa Santiago y San Sebastián fue un gran avance. Como las nuevas frecuencias aéreas que conectan nuestra isla con el resto del archipiélago. Pero ganar una batalla no significa ganar la guerra. El crecimiento de los usuarios del transporte marítimo y aéreo no ha venido acompañado de una mejora de las infraestructuras de transporte, que al final son fundamentales y condicionan la mejora de los transportes.
El Puerto de los Cristianos, en el año 2017, registró un volumen de vehículos cercano a los 400.000 y un tráfico de pasajeros que superó la cifra de un millón ochocientas cincuenta mil personas. Es una cifra que crece año tras año, como consecuencia de que crece la economía de las “Islas Verdes” y la actividad comercial y de turismo hacia ese destino. La creciente demanda en Los Cristianos se topa con una realidad: los accesos al puerto son incapaces de absorber el flujo de usuarios y la trama urbana que rodea esta infraestructura hace prácticamente imposible dar solución a las demandas futuras.
Hace ya más de veinte años —dos décadas— que La Gomera está esperando, como El Hierro o La Palma, por el puerto de Fonsalía. Un nuevo puerto con capacidad de atraque para cinco grandes barcos que realizan conexiones con las Islas Verdes, con conexiones modernas hacia la red viaria, grandes zonas de aparcamiento y acceso al nuevo anillo insular que comunica a nivel interno la isla de Tenerife. Fonsalía es la respuesta al colapso de Los Cristianos, el verdadero agujero negro del transporte con nuestras islas, y ha sido declarado Operación Singular Estructurante por el Cabildo de Tenerife, lo que permite apreciar que en otras administraciones públicas se alcanza a percibir la relevancia de una infraestructura que permitirá la recuperación ambiental de la playa de Los Cristianos y la dedicación de sus actuales infraestructuras al servicio de embarcaciones deportivas, un negocio que florece imparable en nuestras islas.
Dos décadas después, Fonsalía sigue sin salir. Desde Agrupación Socialista Gomera hemos pedido que se realicen obras de adecuación en el Puerto de los Cristianos. Unas obras que permitan ganar tiempo en tanto se realiza el verdadero proyecto que dará una respuesta de futuro al transporte marítimo con La Gomera, La Palma y El Hierro. Y al mismo tiempo hemos pedido un impulso definitivo a las obras de Fonsalía, cuyo importe, superior a doscientos millones de euros, es claramente inferior a los beneficios que supondrá para cientos de miles de usuarios del transporte marítimo. Y porque además es una pieza clave para el desarrollo económico de unas islas que necesitan urgentemente apuestas firmes en ese sentido.
La triste realidad es que no se acomete ni una cosa ni la otra. Ni se adecúan los accesos de Los Cristianos —porque se piensa que el futuro es Fonsalía— ni se pone en marcha la ejecución de Fonsalía. Y entre todos la mataron y ella sola se murió. Esta situación de indefinición, que perpetúa en el tiempo los graves problemas de saturación de Los Cristianos y no es capaz de empezar las obras del nuevo puerto en Guía de Isora, se está convirtiendo en un gravísimo lastre para el desarrollo de la economía y el futuro de las islas que más lo necesitan. Decía Gramsci que las crisis son esos momentos en los que “lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no termina de morir”. Nunca mejor dicho para el problema al que nos enfrentamos. Una verdadera crisis que puede afectar el futuro de las “Islas Verdes”.