La clientela de Coalición Canaria

02.06.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Primero fue la ATI (Agrupación Tinerfeña de Independientes), una especie de movimiento vecinal de la Isla de Tenerife encabezado por varios alcaldes, entre ellos los de Santa Cruz (Manuel Hermoso), La Orotava (Francisco Sánchez), El Rosario (Elias Bacallado), Granadilla (Froilán Hernández) y algún otro que formaron una especie de plataforma política en defensa "de los intereses de la Isla" ante el amenazador predominio de Gran canaria en el concierto de una región.

Ese fue el origen, y no otro, de lo que hoy es Coalición Canaria, un invento de Paulino Rivero, que logró unificar a todas las agrupaciones independientes de cada Isla y a la que se sumaron antiguos marxistas pertenecientes al antiguo PCE en el Archipiélago, como Wladimiro Rodríguez o José Carlos Mauricio. En total, un potaje de difícil digestión, pero en política, como ustedes bien saben, dos más dos nunca son cuatro.

CC aparentaba, en un principio, ser aspirante a conformar una coalición seria de los nacionalistas canarios, con la colaboración del PNC, pero pronto adquirió los vicios de la antigua ATI y empezó a ejercer, como aquella, una política populista fácil y directa, basada en el más puro clientelismo a base de buscarle a sus fieles puestos de trabajo en las distintas instituciones que ha gobernado durante cuarenta años.

CC también ha heredado de ATI el trato de favor a la mayoría de asociaciones vecinales, con generosas subvenciones públicas muchos presidentes y directivos, que en campaña electoral son la mano de obra del partido encargada de repartir las papeletas, los votos, y de pegar los carteles de los líderes, además de encargarse de toda la parafernalia necesaria, sin coste laboral alguno.

ATI/CC también es consciente de la necesidad de mimar y dar dinero a las agrupaciones del Carnaval, a conjuntos folklóricos y se encarga, por supuesto (con dinero público, siempre, no se olvide) de organizar fiestorros y tenderetes por toda la geografía de las Islas, así como excursiones gratuitas y bailes para los viejitos, un colectivo mayoritariamente fiel a todo "lo canario".

En esos encuentros, los dirigente de ATI/CC convierten las fiestas y el jolgorio en proselitismo y comedera de cocos, porque todas esas citas acaban con verdaderos mítines políticos, que concluyen siempre con la advertencia de que si pierden las próximas elecciones, "los que vengan luego" terminarán con todo "lo canario" y, por supuesto, se acabarán los tenderetes, los almuerzos, las cuchipandas y los bailongos.

Esta es la triste historia clientelar de unos señores que no se cansan de estar en el poder, que llevan cuarenta años sin bajarse de coches oficiales y que parecen defender más los intereses caciquiles y muy determinados. Las aspiraciones y anhelos populares les importan un bledo. Con tal de dar de comer al muerto de hambre con sus fiestorras, todo está resuelto.

¡Qué pena, queridos lectores¡ Para echarse a llorar...

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