28.10.2020 | Redacción | Opinión
Por: Mª José Godoy Bellas.
Es una realidad que se palpa en las aulas canarias. Miles de alumnos viven en estos momentos gracias a las ayudas de acciones sociales que están cubriendo las necesidades de miles de familias.
Era impensable que una enfermedad como esta fuera a fulminar muchos puestos de trabajos en nuestro archipiélago. La desgracia se percibe en la mirada de los más pequeños que están sufriendo la desgracia de sus familias, la mayoría sin puestos de trabajo.
Muchos docentes, en los que me incluyo, vivimos este drama social marcado por una pandemia que todavía, a día de hoy, no se ha erradicado. Son ya miles los escolares que llegan a nuestras aulas con escasos recursos materiales y precariedad en la alimentación para poder afrontar la jornada escolar.
Dolores de cabeza constantes, falta de sueño y mala alimentación, hace que se produzca en los más jóvenes un trastorno de conducta en el que aflora el malestar que están viviendo. A todo esto, debemos subrayar la falta en los centros de un educador social que pueda dirigir al profesorado y ayudar al alumnado con los problemas del día a día.
Sería interesante que desde el Gobierno de Canarias se plateara dar partidas a los diferentes ayuntamientos para que puedan contratar a estos especialistas y que estén presentes en nuestros centros como figura de vital importancia.
Por otro lado, abogo por la figura del orientador, actualmente desplazada a causa de los innumerables informes que tiene que realizar en numerosos centros de la zona que le toque actuar .De esta manera es imposible tratar temas tan complejos como son: la actitud del niño en el aula, los problemas de familia y escuela, las conductas disruptivas, los niños y niñas que se siente incomprendidos, los alumnos que abandonan los estudios y así un sinfín de historias que el profesorado vivimos en nuestro quehacer diario.
Hoy invito a la reflexión a nuestras entidades públicas y privadas para que puedan desviar partidas a los diferentes ayuntamientos y asociaciones con el fin de contratar para los centros escolares de Canarias personal especializado en la acción infantil y juvenil.
Es un problema muy grave que, si no se ataja, veremos a muchos jóvenes con abandono escolar sin ningún tipo de titulación. Esto agravaría aún más la precariedad por la que está pasando la población adulta.
Una realidad que debemos priorizar en los tiempos que corren es la ayuda a los ámbitos más vulnerables.
El futuro de una sociedad depende de lo que todos podamos aportar para garantizar el futuro de los jóvenes, un futuro hoy marcado por el sufrimiento. Seamos conscientes del drama social que nos embarga y apoyemos la Escuela Pública, para que los profesionales de la educación podamos dar respuestas.
Me quedo con esta frase de Dietrich Bonhoeffer: “El sentido moral de una sociedad se mide a través de lo que hace por sus niños”.
Imagen: María José Godoy Bellas | CEDIDA