La amistad y los detalles brillan por su ausencia

24.09.2022 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Hoy quiero hacer una reflexión sobre lo que significa para mí la amistad leal y sincera. Con el transcurso de los años y viendo como se desarrolla la vida en la sociedad donde vivo, me doy cuenta que la amistad leal y sincera, junto con los detalles, brillan por su ausencia. Y no escribo esto por un simple capricho mío. Posiblemente, todos vamos cambiando con el paso de los años, pero eso no quiere decir que las personas tengan tanta escasez de valores y de principios; los cuales son fieles por etapas de la vida. Para mí, la verdadera amistad es infinita, sobre todo teniendo en cuenta el significado que tiene. Es decir, la amistad es una relación afectiva entre dos o más individuos que se sustenta en valores fundamentales como el amor, la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso. Es un tipo de vínculo que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo. Hermosa definición siempre y cuando se lleve a cabo. Una pérdida de valores que con el transcurso del tiempo se ha ido perdiendo.

Me doy cuenta de todo ello porque yo lo estoy viviendo en carnes propias, en mi día a día; donde el maquillaje de falsedad de muchas personas, especialmente en aquellos que se hacen llamar amigos/as, se alejan de tu vida sin recibir una respuesta valiente, sincera y objetiva. Quizás sea porque el mundo ha ido cambiando y yo no me he dado cuenta hasta ahora. Lo cierto es, que cada día que pasa observo la ausencia de muchos valores, provocado posiblemente por la desconfianza que tenemos entre nosotros mismos. La calle está intoxicada y preparada para marcar cada uno su territorio, si línea de separación en cada metro cuadrado. Aún recuerdo aquellos tiempos donde la solidaridad se hacia patente en la participación ciudadana, pero eso ya pertenece al pasado. Ahora, son las miradas y los hechos los que delatan la actitud de las personas. Sin embargo, y pese a todo ello, yo seguiré defendiendo mis principios, con mis aciertos y errores, pero leal a la amistad que me une a las personas.

Tengo ganas de llorar, no me da vergüenza en reconocerlo, pero mi soledad deseada me susurra al oído que no me derrumbe, que no muestre debilidad ante mi propio destino. Quizás todos somos esclavos de nuestros respectivos destinos y no lo sabemos. Sin duda, no puedo cambiar el mundo ni su modo de vida, pero si puedo ser honesto conmigo mismo, aún sabiendo el riesgo de caer en el abismo de la otra cara falsa de la vida que se esconde detrás de millones de personas. No busco la perfección en las personas porque sé que no existe, pero si quiero encontrar la sinceridad, la verdadera fiel amistad, el amor altruista, el respeto que conlleva cada detalle y de todas aquellas personas que dicen ser tu amigo/a.

Imagen de archivo: Rafael J. Lutzardo Hernández

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