04.07.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
La mayoría de las personas que ya peinamos canas no comprendemos cómo muchos niños pasan hora y horas jugando con el ordenador o la tablet, con la absoluta permisividad de sus padres, cuando existen actividades de diversión y de ocio más sanas y saludables para los críos.
Me viene a la memoria cómo, durante nuestra infancia, jugábamos en plena calle y la pandilla organizaba un improvisado partido de fútbol en la vía pública, un encuentro que se suspendía momentáneamente cuando, de vez en cuando, aparecía un coche circulando por el casco histórico de La Laguna, donde nací y pasé se ha desarrollado gran parte de mi vida.
Claro que eran otros tiempos, porque en los años sesenta no había en las cuatro islas Canarias occidentales un total de treinta mil vehículos de motor, frente a los más de ochocientos mil que hoy circulan por las carreteras de esta provincia, y es del todo impracticable un juego callejero.
No obstante, sí existen en la actualidad grandes espacios peatonales e instalaciones deportivas en todos los pueblos y ciudades, donde nuestro chiquillos podrían divertirse al aire libre. Pero no, parece que la mayoría prefiere encerrarse en su dormitorio y jugar durante largas horas con su tablet y/o su ordenador.
No digo que los niños de hoy en día no sepan entretenerse de otra manera, pero no parece muy conveniente que dediquen la totalidad de su tiempo de divertimento a jugar con aparatos de las llamadas "nuevas tecnologías". En mi infancia, la mayoría de nosotros no teníamos juguetes tecnológicos y creo que poseíamos una mayor inventiva y mucha imaginación, frente a una población infantil que en la actualidad parece estar obsesionada con los videos juegos... Creo que todas las cosas que se practican en exceso no son recomendables.
El otro día, sin ir más lejos, pude comprobar cómo una niña de sólo cuatro años de edad, hija de unos vecinos de mi barrio, permanecía extasiada sentada delante de su tablet varias horas seguidas, completamente ida, concentrada en sus juegos y en sus dibujos animados. Y no es eso, o no debería ser así, pienso. Y así se lo dije a sus padres... por el bien de la criatura. Igual es que me estoy volviendo viejo.