Infancia y pornografía, un peligro latente.

27.12.2017. Redacción / Opinión.

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

A estas alturas de mi vida, ya casi no me sorprende nada, aunque hay informaciones que, por su contenido, me preocupan mucho, como el asunto que les voy a comentar a continuación

El otro día oí en una emisora de radio de ámbito estatal que un estudio sobre hábitos y costumbre de niños españoles ha develado que muchachitos de nueve y diez años empiezan a ver pornografía explicita por Internet a través de sus móviles y de sus ordenadores algo que no es recomendable a esas edades, sobre todo por la escasa formación sexual que se tiene a esas edades.

Uno de los autores del estudio manifestaba, con toda la razón, que ver videos y películas pornográficas antes incluso de la pubertad, podría contribuir a distorsionar el concepto lógico de la sexualidad y del amor entre las personas en esos niños y comparaba este mal hábito como si se le diera a un chaval de nueve o diez años un bólido de Fórmula Uno para que se montara en él, se pusiera a conducirlo y compitiera en los circuitos, lo que sin duda provocaría, más tarde o más temprano, un grave accidente.

Creo que cada cosa, cada asunto vital en nuestra existencia, tiene su momento y su época. Y no parece conveniente que unos niños tengan acceso libremente a contenidos audiovisuales de carácter pornográfico, como tampoco es lógico que esos mismos niños practiquen juegos sexuales en grupo, practicando lo que ven, porque sencillamente están mal informados y son muy precoces para tener contactos íntimos que, en realidad y a esas edades, no conducen a nada útil.

Los abuelos de hoy en día, porque sufrimos muchas carencias y necesidades, dimos a nuestros hijos todo lo que teníamos y lo que no, para que tuvieran una mejor y mayor calidad de vida que nosotros, pero creo que, en determinados asuntos, se está produciendo una especie de desmadre muy inconveniente y debería existir un mayor control sobre algunos comportamientos de nuestros imberbes descendientes.

Estamos creando, por nuestra escasa responsabilidad, una sociedad enferma. Cada día se consumen bebidas alcohólicas y otras drogas a edades cada vez menores y en las urgencias y unidades de cuidados intensivos atienden ya a jóvenes de treinta y pocos años, aquí mismo en este Archipiélago, con infartos de miocardio y con graves dolencias hepáticas, consecuencia directa de unos malos hábitos de consumo de sustancias perniciosas para la salud.

En lo que se refiere a la pornografía, su visión a tan tempranas edades contribuyen a una distorsión peligrosas de la realidad sexual y a una tergiversación de lo que es el amor y su relación directa con las relaciones íntimas inter personales. No digo que sea algo generalizado, pero alguien tendrá que poner el oportuno remedio a esta "irregularidad". Empezando por los propios padres. Eso lo que pienso y así lo expreso.

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