15.12.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Ignoro si los asesores de Pedro Sánchez le habrán advertido del peligro de celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona, como el que se ha convocado para el próximo viernes, día 21 de diciembre, en la capital catalana, pero pienso que no hay ninguna necesidad de que el gabinete ministerial se traslade a la ciudad condal para aprobar los decretos y asuntos que estén en la agenda correspondiente.
Me parece que Sánchez Pérez-Castejón, no sé si por ingenuidad o por atrevimiento, se equivoca de cabo a rabo con este Consejo de Ministros en Cataluña, porque es como hurgar en una herida sangrante, lo que no ayuda precisamente a cortar la hemorragia, sino todo lo contrario.
Por mucho que el presidente del Gobierno piense que hay que dialogar con los independentistas, está más que visto y comprobado que el grave problema político de la pretendida implantación de la república catalana no se soluciona hablando, porque esa aspiración es anticonstitucional y va en contra de la unidad del Estado.
A muchos españoles nos gustaría, en cambio, que Sánchez fuese a aquella región del noreste de la Península Ibérica a aplicar el artículo 155 de la Constitución y se pusiera a disposición judicial al presidente de la Generalidad, el tal Quim Torra, un descerebrado xenófobo, que ha llamado a los CDR (comités de defensa de la república) a actuar con violencia, cuando él es --que no se olvide-- el máximo representante del Estado en Cataluña.
¿Qué necesidad existe de que se produzcan diversos incidentes el próximo viernes en las calles de Barcelona por la celebración de esta reunión del Gobierno Central? Creo que se está perdiendo la cordura y si el objetivo de Sánchez es reunirse con Torra, que vaya el presidente catalán a Madrid, al Palacio de La Moncloa, y no al contrario. Hasta ahí podíamos llegar.