Formación de un cerebro racional (Parte II)

28.08.2020 | Redacción | Opinión

Por: Esther González

Psicóloga

La Terapia Racional Emotiva (TRE) está basada en el principio de que las personas sienten según piensan, y que las conductas son una expresión de estos sentimientos.

Los terapeutas de la TRE defendemos que aunque una persona se vea influenciada a pensar de una forma determinada, en algún periodo de su vida, más tarde puede rebatir, y cambiar cualquier creencia.

A causa de nuestra tendencia innata y adquirida, en gran manera podemos controlar nuestros propios destinos, especialmente los emocionales.

Y lo hacemos así, por nuestros valores básicos y creencias. Según la forma en que interpretamos, o consideramos los acontecimientos que ocurren en nuestras propias vidas, y según las acciones que elegimos , para que así sucedan.

Según la Terapia Racional Emotiva, las experiencias por sí solas, no hacen que tengamos consecuencias, tales como la desesperación, pánico . Más bien soy yo el factor principal, que produce mis propias consecuencias al creer ciertas cosas en mi sistema de creencias innatamente predispuesto, y aprendido o adquirido.

Las cosas que nos ocurren no son las que nos perturban, sino la opinión que tenemos de ellas.

Una vez aceptamos que los acontecimientos externos influyen en parte, pero no causan realmente nuestras emociones, sino que son los pensamientos ; en gran medida aumenta enormemente mi poder de control sobre las emociones.

Las creencias irracionales, no solamente brotan de nuestra tendencia a ver el mundo algo deformado, y a hacer afirmaciones antiempíricas, acerca de lo que ha ocurrido y/u ocurrirá , sino de afirmaciones exigentes e imperativas acerca de lo que “te debería ocurrir” o “es preciso que te ocurra de tal forma” , así puedes conseguir “absoluta y necesariamente lo que deseas”

Si realmente nos mantuviéramos en deseos y preferencias, y no los proyectáramos a necesidades y exigencias, muy pocas veces nos haríamos afirmaciones antiempíricas a nosotros mismos/ as, y a otras personas. Pero tan pronto convertimos los deseos en horribles necesidades, tales afirmaciones irreales se originan casi inevitablemente, y con frecuencia en grado abundante.

Volviendo a nuestra analogía con el aprendizaje de un nuevo idioma ( artículo anterior).

La práctica de transformación significa emplear el nuevo idioma hasta poder hablarlo sin pensar en el idioma anterior.

Es entonces, cuando haya convertido sus hábitos involuntarios de hablar en su anterior idioma (educación) en otros voluntarios de hablar el nuevo idioma (reeducación) .

Esto le permite a uno apartar de su mente , el anterior idioma, y poder hablar el nuevo idioma todo lo que queramos.

Un aspecto muy importante , es que aprender un nuevo idioma, no nos privará de la capacidad de seguir hablando el anterior idioma. Es decir , el aprendizaje de sentirse menos desgraciado, no nos privará de la capacidad para sentir.

Quizás no sea la ausencia de los pensamientos negativos e irracionales, sino más bien las técnicas utilizadas para afrontar los pensamientos, y las emociones, las que caracterizan a las personas sanas.
Para beneficiarse de los pensamientos racionales, la persona no sólo tiene que pensar en ideas racionales, sino que también, ha de comunicárselas a sí mismo/a, así demuestra que cree en ellas.

La comprensión emocional, significa tener una sensación de naturalidad cuando habla el nuevo idioma, aunque sea su segundo idioma.

En la reeducación emocional significa, que se siente en la forma en que se quiere sentir, al pensar racionalmente, acerca de los hechos pasados. Uno hace que los nuevos hábitos racionales se conviertan en algo tan natural, normal e involuntario, tal como solían ser los antiguos hábitos irracionales.

Reemplazar un hábito viejo por otro nuevo supone todo un proceso. Los antiguos hábitos no se cambian por sí solos y desaparecen.

Durante las primeras semanas de la reeducación emocional, se pueden experimentar más los antiguos hábitos que los nuevos.

La persona debe trabajar para hacer desaparecer sus antiguos hábitos. Por eso, es muy lógico que se tenga que hacer un gran esfuerzo.

Se trata de aprender un lenguaje nuevo, para luego pensar y actuar en ese lenguaje.

El aprendizaje “madre” está debajo. Se trata de reeducar. El nuevo lenguaje ha de repetirse constantemente, contraatacando la tendencia a pensar y actuar como antes.
 

 

Imagen: Esther González | Psicóloga | CEDIDA

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