02.05.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Todos tenemos problemas más o menos graves en esta vida, que no es, por decirlo de una forma muy recurrida, un camino sembrado de rosas, precisamente, sino una carretera llena de curvas, de cambios de rasante, de baches y, en ocasiones, de accidentes impredecibles.
Tengo un grupo numerosos de contactos en las redes sociales y cada vez noto más intensamente que mis conocidos y otras personas que me siguen, que existe una plaga social generalizada de falta de cariño.
No hablo de encuentros sexuales o de pasar el rato. Hablo de cosas más profundas, de sentimientos personales. Percibo que muchos semejantes están de una forma u otra, carentes de cariño, porque esta sociedad nuestra se está volviendo cada vez más egoísta y cada uno solo piensa en sus propios intereses y parece que poco importa lo que les pase a los demás.
Veo demasiados conflictos y enfrentamientos entre personas en las redes y una falta enorme de entendimiento y de comprensiones mutuas. Basta echar un ojo, huronear por Facebook, por Linkedin, por Instagram o por cualquier otra red social para caer en la cuenta enseguida de los numerosos mensajes llenos de ternura que comparten los usuarios, en busca precisamente de eso, de frases tiernas y cariñosas.
Las personas solemos ser sensibles a esos mensajes de bondad y de dulzura y si les digo que todos los días le doy las buenas noches a decenas de amigos y contactos no les falto a la verdad. Y la mayoría de ellos responden a mis deseos o uno mismo a los que me envían, entre otras muchas cosas, todos necesitamos palabras de consuelo y, aunque sea de manera virtual, ese ansiado beso o un fuerte abrazo que calme tus ansias de cariño y comprensión.
Tenemos la obligación de intentar construir una sociedad más humana y compresible, de procurar erradicar egoísmos impropios de seres inteligentes y tratar de echar una mano a los más necesitados, que están mucho más cerca de lo que nos parece. Amén.