Estupor, hastío, asco, tristeza...

25.05.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Hay cosas que causan estupor, hastío, asco, tristeza y no sé cuántos calificativos más, porque no tengo hoy mucho ánimo para ponerme a escribir unas líneas sobre tres asuntos concretos de actualidad que desdicen mucho de algunos seres "humanos", inmorales, sin ética, sinvergüenzas y descarados y me ahorro otros sustantivos despreciables hacia otras personas que no merecen el más mínimo respeto y sí la condena social.

Me refiero, en primer lugar, a la trama Gürtel del Partido Popular, con tremendas sentencias judiciales de privación de libertad para Francisco Correa, Luis Bárcenas y otros muchos implicados en asuntos relacionados con la financiación irregular de la fuerza política gobernante en España. Si viviéramos en cualquier otro país de la Unión Europea ya se habrían convocado, a estas horas, nuevas elecciones legislativas, porque parece evidente que todo este feo asunto salpica al Gobierno y a varios exministros y el presidente no puede decir, como ha manifestado ayer mismo, que toda la corrupción se limitada a diez o quince casos aislados. Esas declaraciones de Mariano Rajoy no son de recibo, por mucho que él quiera evadirse de esa trama corrupta.

En segundo término causa asombro, asco y mucha tristeza lo que se ha sabido ahora de los numerosos abusos sexuales a menores en Chile, a cuenta de lo cual treinta y cinco obispos del país andino han pedido perdón y han presentado su renuncia ante el papa Francisco. La Iglesia Católica tiene una asignatura pendiente con esta lacra relacionada con la pedofilia y ha de insistir en la estricta moral que han de tener los sacerdotes, por muy débil que sea la carne.

Los religiosos pederastas, aparte de ser unos grandes pecadores, han causado mucho daño en niños y adolescentes y las autoridades eclesiásticas han de prohibir esas prácticas aberrantes, condenando firmemente a los autores de esos delitos.

Por último, quiero manifestarles mi asombro y consternación por la situación que está pasando el pueblo hermano de Venezuela, padeciendo hambre y grandes necesidades por culpa de un terco y alocado dictador llamado Nicolás Maduro, más bruto que un arado, un individuo odioso que ha llevado a aquel país a la ruina.

El otro día oí a un venezolano por una emisora de radio que manifestaba que las personas empiezan a oler mal por las calles de Caracas y otras poblaciones, por la sencilla razón de que no disponen de jabón, champú y otros objetos de higiene corporal. Y la peste a sudor se hace patente cuando uno entra en locales cerrados. Todo lo cual puede parecer una simple anécdota si hablamos de las decenas y decenas de niños fallecidos por inanición en las últimas semanas, mientras fuentes gubernamentales engañan a la población afirmando que se trata de sepsis infantiles. Ahora resulta que el hambre produce septicemias. ¡Por Dios y la Virgen María¡

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