04.02.2018. Redacción / Opinión
Por: Rosario Valcárcel Quintana
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A pesar de que hubo épocas en las que las mujeres debían estar cubiertas de pies a cabeza, muchas de las obras más conocidas y reconocidas del arte son representaciones femeninas, desnudos, rostros, así podemos recordar La Venus De Milo o La Gioconda de Leonardo Da Vinci, entre otras, en la que los artistas escaparon de la censura porque convirtieron a sus modelos en Atenea, Venus o Artemisas. Transformaron el cuerpo en gloria de las deidades.
Pero a través de la historia, los caminos prohibidos y el decoro se han cruzado y a Goya, la “Maja Desnuda” le costó un proceso de la Inquisición. Y más recientemente, en el siglo XX, una británica llamada Mary Richardson agrede con un hacha de carnicero “La Venus del espejo” de Velázquez, porque considera que ofrece una imagen de la mujer como mero objeto. Afortunadamente, hoy nadie se escandaliza por la contemplación pictórica del cuerpo humano, de un desnudo repleto de gozo.
Los primeros pasos de Luz Sosa en el mundo del arte comenzaron en su adolescencia, con el arte fotográfico que le lleva a dedicarse profesionalmente a la Publicidad, como creativa y diseñadora gráfica. Ese fue el primer paso a la pintura, un paso que llegó de forma casual, porque me desvela la artista:
-Descubrí la pintura en el 2003, en un momento de crisis emocional y profesional y, por consejo de mi madre que era pintora, cogí el primer lienzo en blanco. Eso me permitió sentirme libre y aprender el camino de las emociones.
Como vemos no rechazó el reto ni los desafíos y, comienza a vivir dentro de esa voz suya como si fuera una habitación, una habitación con vistas como la que reivindicó Virginia Woolf para las mujeres, hace casi un siglo. Y en su territorio personal llegan las musas. Entonces canaliza a través de su trabajo pictórico, el ansia de libertad en óleos, de pinceladas rápidas, sueltas, lo transforma en emociones.
“Emociones” que es el título de esta nueva exposición de obras llena de imágenes simbólicas sobre la psicología de la mujer. Una composición moderna con perspectiva de género, con mirada feminista, en las que realza el papel de la mujer de hoy: activa, deportista, independiente y con criterios propios.
Una exposición que podríamos clasificarla en: Retratos, autorretratos. Rostros y cuerpos desnudos con la técnica al óleo sobre fondos acrílicos así como cuatro acuarelas.
Rostros que emergen como catalizadores de sentimientos espontáneas, como detonante de conquistas y de derrotas, rostros alterados por el llanto y los miedos, por el deseo y la fuerza, la seducción y el misterio como parte ineludible de la vida. Rostros de la mujer contemporánea, que me han recordado el estilo de los pintores Joan Dumouchel o al artista surcoreano Kim Byungkwan.
Consigue captar la pintora modelos imbuidas en el mundo de las nostalgias por las carencias y las necesidades afectivas. Imágenes de soledad y de silencio, creaciones con personalidad erótica y una sensual vitalidad. Desnudas o vestidas con una gasa de tul, o con sombrero a lo María Schneider en el Último tango en París, o con chaqueta roja y pies cruzados a los Sharon Stone en Instinto Básico, o con los famosos Manolos de Blahnik que ya la cantante Madonna afirmó “que son mejores que el sexo porque duran más”. Imágenes, todas ellas, impregnadas de un halo poético.
Impregnadas de lirismo como los óleos titulados Sueños o Silencio donde ese mar, tentador y erótico que bordea la isla de ensueño, La Palma - de donde procede su madre- se hace protagonista, junto a mujeres que margullan igual que aquellas ninfas o deidades marinas que seducían a los marineros con sus hermosos cantos, como nos cuenta el portugués Camoes en su Os Lusiadas.
Nos acerca en casi una veintena de creaciones a tres estilos de vida en la mujer. Tres culturas muy distintas como son las mujeres de Rubens, lúdicas y sensuales, las de Picasso, maltratadas y rotas por el dolor y las mujeres de Félix Revello mujeres modernas, inteligentes y románticas. Lienzos que vienen acompañados de pequeños textos poéticos de José Gil Romero, compañero y amigo de Luz Sosa.
Su primera exposición individual la realizó en el Real Club Naútico en el 2008 y en el 2009 participa con su primera exposición internacional en Santo Domingo en FIART y en el mismo año en NEW YORK, en la IIF GALLERY New York. En el 2017 expone en el Real Casino del Valle de Aridane, Isla de La Palma. Participando al mismo tiempo en numerosas colectivas, de la mano del curador Diego Casimiro, entre otros. Ha ganado premios en diferentes concursos de la isla, entre ellos el accésit Premio Centro de Arte La Regenta, 2017 otorgado en el Concurso de Pintura Rápida Mar de Velas. Y me revela una buena noticia, el 24 de agosto expondrá en la ciudad de Kielce, Polonia junto al artista polifacético Oswaldo Cipriani y el pintor polaco Roberto Maciesjski.
Nos refleja Luz una actitud real de la sociedad, un documento bello de la conducta humana, creada a partir de mujeres corrientes, de mujeres de nuestra vida cotidiana. Una exposición que Luz Sosa, como testigo de la realidad, hace suya su voz, e igual que un ave libre en medio del espectáculo, llega al estremecimiento, y nos ofrece con su amplia paleta un trabajo más personal, el universo femenino, el más íntimo, el suyo.