08.03.2021 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Nuestra realidad física, de ocho islas en el Atlántico medio, nos condiciona para bien o para mal. Es una realidad evidente, la deficiente conectividad de Canarias no sólo área, sino también marítima. Una característica de todo territorio insular, en cualquier parte del mundo, por lo que no es un problema concreto, ni individualizado, sino general y por cierto, muy abundante a nivel global. Hace ya muchos años, en una reunión que tuvimos en Tenerife, con representantes de la Cámara de Comercio Hispano China, uno de los presentes asiáticos, se sorprendía que en Canarias no hubiera una naviera propia, para asegurar la importación de los productos que necesitamos y la exportación de lo que producimos. Por lo tanto, es un tema de la máxima prioridad en un territorio archipelágico, que encima presume de ser plataforma intercontinental.
El partido político Podemos dice que al ser Canarias una región ultraperiférica de la Unión Europea y como hay que paliar su posición extracontinental, cree que los proyectos destinados a corregir sus desigualdades han de comenzar por las deficiencias en las conexiones con el exterior, así que esa es su preferencia, en cambio, rechaza terminantemente la ejecución de los distintos proyectos para agilizar la movilidad viaria en la isla de Tenerife, que sigue colapsada, atascada e inmovilizada. Se olvidan de que hay una máxima que dice que “el amor es ordenado y empieza por los de casa”, es decir, vamos a arreglar lo nuestro y después ya tendremos tiempo de solucionar lo de los demás. Claro que hay que ser solidarios, pero empezando por los más cercanos, porque son los primeros a los que puede llegar nuestro auxilio de manera eficiente. Las colas tienen que terminar, es un calvario que sufrimos los tinerfeños desde hace décadas y ya está bien de seguir igual, para que nada cambie.
En Tenerife llevamos muchos años aguantando a los noistas, se califican de ecosocialistas, dejando a la isla hundida, paralizada y especialmente empobrecida, intentado parar absolutamente todo lo que signifique progreso, trabajo o empleo. Parecen santos de altares, están convencidos de tener una superioridad ética que, sin vergüenza, ellos mismos se arrogan. Claro, cobran sus buenos sueldos, la mayoría, si no todos, especialmente sus dirigentes, son funcionarios o están en excedencia por ocupar un cargo público, donde todavía aumentan sus emolumentos, incluyendo las dietas. Se ponen morados, retrasando obras de infraestructuras. No quieren la regasificadora en el Puerto de Granadilla, ya no digamos del rechazo a esas instalaciones; tampoco una nueva terminal en el Aeropuerto del Sur; las carreteras las odian, aunque después las utilizan; cualquier obra de edificación la intentan parar, aunque no viven en cuevas; no quieren oír hablar del Puerto de Fonsalia y rechazan en Tenerife el tren y en cambio, en Gran Canaria lo apoyan con entusiasmo. Ni se entienden ellos mismos, enfrentados internamente, ni los demás somos capaces de comprenderlos racionalmente. Parece que están en las nubes, así se explica que les guste tanto los aviones. Con su repentino entusiasmo por unir Canarias con el exterior, a lo mejor se han olvidado de las penurias que pasamos en las islas, a no ser que pretendan aliviar el atasco de nuestras carreteras, poniendo en marcha un puente aéreo desde el Aeropuerto de los Rodeos al Aeropuerto del Sur, aliviando de esa manera la densidad del tráfico viario, que junto a su otra propuesta estrella de habilitación de espacios para libre circulación de bicicletas, creando carriles bici en todos los municipios, sería la solución ideal, según piensan, para corregir la inmovilidad de nuestra isla. Todo un disparate, que da vergüenza escuchar, de políticos que están en el aire y no pisan el suelo.
Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO | CEDIDA