20.08.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
El plástico fue un invento maravilloso que nos ha hecho, durante muchos años, más felices a todos, porque nos ha facilitado a todos la vida con sus múltiples aplicaciones prácticas en nuestro quehacer diario.
Por desgracia, el hombre ha abusado demasiado de los resultados de este invento, que se ha vuelto en su contra. De todos es sabido que este material, derivado de los hidrocarburos fósiles, está contaminando seriamente los mares y océanos terrestres y causando daño en la fauna marina, especialmente en grandes peces y en tortugas.
Ahora se ha comprobado que cuando el plástico se calienta, suelta un veneno denominado antimonio, que es cancerígeno, por lo que si, por ejemplo, alguien bebe una botella de agua recalentada que ha estado expuesta a la luz solar dentro de un coche durante horas, el antimonio que se ha desprendido del envase de plástico puede ser muy perjudicial para la salud.
Esta sustancia tóxica es la misma que, al parecer, en los tejidos de senos humanos con cáncer, por que es aconsejable no tomar, en lo posible, aguas embotelladas en recipientes de plástico que pudieran haber estado expuestas al sol.
Supuestamente, tampoco es muy sano calentar en el microondas alimentos depositados en fiambreras o platos de plástico, por el motivo ya expuesto en el caso de las botellas de agua.
No sé hasta qué punto esto será cierto, pero en todo caso más vale prevenir que curar. Sea o no verdadera esta advertencia, sí sé que algunas empresas embotelladoras de agua están sustituyendo paulatinamente los envases de plástico por otros de cristal y que cada día hay más personas conocidas que han prescindido de tener un aparato microondas en sus hogares, e incluso sé de algunas personas en las que en sus casas nunca han tenido uno y siempre se han calentado la comida en recipientes tradicionales en la cocinilla, ya sea de gas butano o de placa eléctrica.