03.09.2024 | Redacción | Opinión
Por: José Antonio Avila López
Asesor político
Ex concejal Ayuntamiento Rubí
Afirman algunos que la obra por excelencia del irlandés James Joyce es Ulises. Permítanme que discrepe... Ulises es un libro extraordinario, aunque se hace pesado, pero después de leer hace unos años Dublineses, me quedo con esta última obra. Dublineses es un libro especial, es un relato que se compone de quince relatos que conforman uno solo, es decir la base.
Dublineses impacta por su narración, es un libro que te atrae al interior del relato. James Joyce combina profundidad y sencillez en experiencias de la vida, en amores perdidos de la juventud y en la nostalgia de vivencias del pasado.
En Dublineses la trama está situada a principios del siglo XX en Dublín, capital de Irlanda, y una serie de personajes de clase media y alta, y de distintas edades y sexos, organizan reuniones bajo una atmósfera ideal para ellos: se respira tranquilidad, los ágapes son deliciosos, existen las buenas costumbres, y destaca el buen humor... Es la Irlanda de la sociedad acomodada, pero Joyce nos la pinta como una sociedad muerta, donde el pasado es más importante que el presente (los muertos dominan a los vivos).
Pienso que el autor quiere transmitir que en esa etapa de su país hay más comienzos que finales, y quiere dar a interpretar que la vida es un camino hacia la extinción... Permítanme mi valoración, que puede ser equivocada, pero por mis estudios y por mi pasión, por mi dedicación, ¡he llegado a hacer tantos comentarios de texto! Lo último que deduzco de Dublineses es que los muertos no son sólo los muertos de verdad, también son todos aquellos que no han sabido o no saben, o no quieren, vivir con pasión, y en consecuencia, el mismo mundo les arrastra a la caída.