El demonio siempre entra por los bolsillos

04.04.2019 | Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Dos personas a las que admiro, por su honradez y por su integridad moral, una tristemente ya fallecida hace algunos años y otra vivita y coleando aunque ya anciana, son el profesor Enrique Tierno Galván, uno de los mejores alcaldes que ha tenido Madrid en toda su historia (del que unas líneas más abajo contaré una simpática anécdota) y Jorge Bergoglio, un cura argentino más conocido en la actualidad como el papa Francisco, jefe del Estado Vaticano y líder espiritual de todos los católicos de este planeta azul.

El docente socialista y fundador del Partido Socialista Popular (que fue en su día absorbido por el PSOE) siempre dijo que los políticos deberían tener los bolsillos de cristal, una cita que he repetido muchas veces en mis comentarios, porque es una afirmación que ha cobrado mucha fuerza en estos tiempos que corren, habida cuenta de los numerosos casos de corrupción que se han registrado en nuestro país en los últimos años.

Por su parte, el sumo pontífice, no ha dudado en afirmar que "el demonio siempre entra por los bolsillos", en clarísima alusión a los males que aquejan a la civilización actual, porque muchísimas personas idolatran --añade uno-- el puto parné, que es la base de todos los malos hábitos sociales, tales como el tráfico de drogas, la prostitución, la corrupción política, los sobornos, la trata de blancas, todos los negocios relacionados con las armas de fuego y de destrucción y también el origen de una violencia generalizada en algunos países y pueblos de la Tierra.

No cabe duda de que Tierno y Bergoglio son dos ejemplos de seres humanistas, hombres de paz y enemigos declarados del materialismo que nos tiene absorbidos, aunque al papa, ciertamente, las estructuras vaticanas no le dejen ni expresarse ni actuar como él quisiera, por lo que supongo que el papa sufre mucho más de lo que nosotros pensamos, porque se ve impotente por las enormes presiones que ejercen los halcones palaciegos, a los que seguramente el innombrable ha entrado desde hace tiempo por los bolsillos de sus sotanas.

Y vamos ahora con la anécdota que les anuncié al principio. Cuando don Enrique Tierno llegó a su despacho de la Alcaldía madrileña, alguien le apuntó la conveniencia de que retiraran un crucifijo que había en una de las paredes de la estancia. El viejo profesor, sin dudarlo, tuvo una pronta respuesta: "dejen ahí esa cruz, que representa a un hombre de paz y que no nos ha hecho daño..."

Ojalá todos tuviéramos el talento y el talante de estos dos personajes de la historia contemporánea, porque son dos ejemplos a seguir, al margen de sus ideologías y creencias. Solo por el hecho de ser dos seres con alma blanca.

Les repito la frase del papa Francisco, para que la mediten: "el diablo siempre entra por el bolsillo" No lo olviden...

Imagen de archivo: arciprensa

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