28.03.2017. Redacción / Opinión
Por: Marisa Ruiz Asensio
El 29 de marzo se cumplen 80 años del fusilamiento a manos del franquismo de cinco valientes de San Lorenzo (Las Palmas de Gran Canaria): Juan Santana Vega, Manuel Hernández Toledo, Antonio Ramírez Graña, Francisco González Santana y Matías López Morales.
Fue un régimen corrupto cuyos ideales se basaban en destruir a todo el que defendía la justicia y la libertad el que se encargó de que estas cinco nobles personas encontraran la muerte, una muerte que no fue más que otro triunfo que alimentaba el ego de unos ``secuaces´´ que trabajaban a las órdenes de un genocida corrupto.
No se olvidará, por muchos años que pasen, aquella época que sumió a nuestro país en un laberinto de muerte y dolor como tampoco se olvidarán a todos los que perdieron su vida por defender los derechos que nos pertenecen. No echaremos en saco roto jamás todo el sufrimiento causado a las familias de los que encontraron la muerte de un tiro en la nuca, no olvidaremos toda la tristeza que lograron sembrar en hijos, padres, nietos, esposas, hermanos y demás seres destrozados a causa de la pérdida de un ser querido por capricho de alguien.
Han pasado ochenta años de la muerte de estos cinco valientes de San Lorenzo y no ha pasado ni un día sin que las familias los recuerden así como que tampoco olviden el motivo de porqué los perdieron; aun siguen preguntándose qué razones movían a alguien a matar a una persona inocente sembrando así el caos en el corazón y la mente de su familia, qué argumentos eran tan importantes para asesinar a sangre fría a un ser humano tras haber sido torturado antes.
Algunos de estas familias canarias aun siguen esperando poder recuperar los restos de los suyos, que se hallan en la fosa común del cementerio de Las Palmas, para brindarles algo de paz, una paz que no será completa en alguien que ha visto su vida marcada por el dolor, la tristeza y la pesadumbre. Los familiares que llevan más de veinte años luchando por dar digna sepultura a los suyos solo esperan no morir sin que así sea, no alcanzar la gloria sin que antes la encuentren los suyos que llevan 80 años tirados en una fosa común a merced de las decisiones que ``cuatro politicuchos´´ determinen como destino para ellos.
``NO PASARÁN´´, DE OCTAVIO PAZ.
Como pájaros ciegos, prisioneros,
como temblantes alas detenidas
o cánticos sujetos,
suben amargamente
hasta la luz aguda de los ojos
y el desgarrado gesto de la boca,
los latidos febriles de la sangre,
petrificada ya, e irrevocable:
No pasarán.
Como la seca espera de un revólver
o el silencio que precede a los partos
escuchamos el grito;
habita en las entrañas,
se detiene en el pulso,
asciende de las venas a los labios:
No pasarán.
No pasarán.
¡Cómo llena ese grito todo el aire
y lo vuelve una eléctrica muralla¡
Detened al terror y a las mazmorras,
para que crezca, joven, en España,
la vida verdadera,
la sangre jubilosa,
la ternura feroz del mundo libre.
¡Detened a la muerte, camaradas¡
NI OLVIDO NI PERDÓN: DIGNIDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN.