15.08.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Pasadas ya unas horas del incendio provocado por una demente en la sala de Urgencias pediátricas del Hospital Universitario de Nuestra de la Candelaria --en el que afortunadamente no se produjeron víctimas-- hay que destacar, sobre todo, el ejemplar comportamiento del personal del propio centro sanitario, cuyo plantilla de guardia a esas horas (en torno a las nueve de la noche) se volcó en atender y evacuar a los pacientes ingresados en esos momentos, evitando una verdadera tragedia.
Cabe destacar asimismo que, nada más tener conocimiento de este lamentable suceso, decenas de celadores, auxiliares, enfermeras, médicos y personal de mantenimiento que no estaban de turno, acudieron al HUNSC para colaborar en las tareas de auxilio y evacuación de 160 pacientes, que horas más tarde, tras permanecer en las vías de acceso y en el aparcamiento del centro, fueron recolocados oportunamente, unos en plantas del propio hospital y otros trasladados al HUC y a clínicas privadas concertadas de la capital tinerfeña.
Fue una muestra de solidaridad humana de todas las personas que colaboraron en el feliz desenlace del siniestro, en el que lógicamente tuvieron una actuación destacada los miembros del Cuerpo de Bomberos de Santa Cruz, la Policía Local, efectivos de la Cruz Roja --que instaló una carpa en las inmediaciones, para resguardar a los evacuados-- y de otros organismos de emergencias, como Protección Civil.
He mencionado en primer lugar al colectivo de trabajadores del propio HUNSC porque la plantilla de la que fue Residencia Sanitaria de la SS en la provincia está sobrecargada de trabajo, muchos servicios están infradotados de personal y la mayoría del personal soporta una carga de trabajo de una Sanidad pública cuyos responsables políticos pasan ampliamente del asunto.
Desde hace mucho tiempo estaba prevista la construcción de un nuevo Servicio de Urgencias en el HUNSC, pero los recortes presupuestarios han retrasado la ejecución de la obra. La culpa es de la nefasta clase política actual que nos mal gobierna en este Archipiélago atlántico, un Gobierno Autónomo incapaz de resolver problemas acuciantes, como el habitual colapso en servicios sanitarios vitales.
La pregunta realmente trascendental en estos momentos es si realmente vale la pena reconstruir la parte del edificio afectada por el incendio o si es preferible dar prioridad absoluta a la ejecución del inmueble de las futuras Urgencias, que podrían estar acabadas en breve plazo si los trabajos oportunos se realizaran de manera continuada durante las veinticuatro horas del día. Me da la ligera impresión de que el consejero Baltar y el presidente Clavijo elegirán la opción de los parches, a los que estamos tan acostumbrado en estas Islas