29.04.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
No se crean los más ilusos que todas las separaciones matrimoniales y divorcios se resuelven por la via pacífica, de mutuo acuerdo entre los cónyuges, ni mucho menos.
Conozco a un hombre que, veinte años después de abandonar su hogar porque su vida en él era insoportable, todavía tiene asuntos pendientes por resolver de un divorcio muy traumático, porque sin haber hijos de ese enlace matrimonial, el protagonista de la historia fue condenado a pasarle una manutención mensual a su ex-mujer, por una incomprensible decisión judicial.
Como el sujeto se quedó al poco tiempo sin empleo, le ofreció a la que fue su esposa el disfrute vitalicio de la vivienda comprada en regimen de bienes gananciales, como medida compensatoria, propuesta que fue aceptada por el juez correspondiente.
Pasados los años, sin comerlo ni beberlo, este hombre se encuentra con que tiene que hacer frente a una inesperada deuda de varios miles de euros, porque la beneficiaria del uso completo y exclusivo del hogar no había pagado, durante mucho tiempo, las cuotas de la comunidad del edificio ni los recibos de la IBI y de basura.
El hombre pudo resolver, con la sentencia en la mano, que los recibos del Consorcio de Tributos fueran reclamados únicamente a la cónyuge, pero no así las deudas pendientes de la comunidad, porque la vivienda aún figura a nombre de los dos en el correspondiente Registro de la Propiedad, aunque él ya no tenga que ver absolutamente nada con ese piso.
El asunto está todavía por resolverse en los juzgados.
Es este un ejemplo de lo que puede suceder cuando un matrimonio se rompe, por las causas que fueren.
Conozco otro caso más lamentable. Un amigo que se casó con tres mujeres y se divorció de las tres. En su momento fue condenado a pagar una pensión a sus tres parejas, con lo que el hombre todo lo que gana en su trabajo ha de dárselo a sus ex y, como no dispone de dinero para sí mismo, ha tenido que irse a vivir a casa de una hermana y sobrevivir como buenamente puede.
En algunos casos, las peores víctimas de un divorcio no son las mujeres precisamente las más perjudicadas. Igual que existen mujeres maltratadas por sus maridos, existen varones que lo pasan muy mal. Solo quería comentarle estos dos casos concretos, para que vean que no todo el monte es orégano. Y eso.