20.08.2018. Redacción | Opinión
Por: Edgar Nuñez
Presidente de la Asociación Lánzate LGTBI+ de Canarias
La aceptación por parte de la sociedad de la Homosexualidad, Trans*, Bisexualidad, Inter*, en adelante LGTBI+, podría parecer que ya no representa un problema, pero de ser cierto ¿qué ocurre cuando la persona LGTBI+ padece algún tipo de discapacidad? Estas sufren una doble discriminación con su consiguiente invisibilidad. Apenas son vistos dentro de nuestras sociedades e incluso, en muchos casos, son discriminados dentro de la propia comunidad LGTBI+.
Carlos Jáuregui, activista argentino, fallecido en 1996 escribió: “Si el hecho de ser homosexual afecta a quienes lo son es a causa de la falta de derechos, de la discriminación y la marginación a la que somos expuestos injustamente.”
Unir en una sola ecuación discapacidad, LGTBI+ y discriminación me parece un tema urgente. Las personas con discapacidad se enamoran, sienten placer, tienen el derecho de reproducirse y por tanto, tienen sexualidad. Sin embargo, su sexualidad no se toma en cuenta por la creencia errónea (principalmente) de que carecen de ella. El no cumplimiento y respeto de sus derechos sexuales y reproductivos se multiplica cuando se les discrimina por los obstáculos que se le presentan para acceder a una correcta orientación sexual a consecuencia de su propia discapacidad.
Muchas veces el estigma que la sociedad les impone llega a ser interiorizado por la propia persona que se auto devalúa y auto destruye creyendo que no es digna de ser amada, aferrándose a relaciones autodestructivas o simplemente no considerando el auto cuidado como algo prioritario.
Numerosos estudios muestran como ser LGTBI+ y no contar con apoyos del entorno implica índices más altos de depresión, culpa, pensamientos suicidas, problemas mentales, rechazo familiar, aislamiento emocional, soledad, abandono de la escuela. Esta realidad para las personas LGTBI+ con discapacidad es todavía más difícil porque de ellos, además, se piensa que son seres carentes de deseos sexuales y con menos necesidad de recibir educación sexual. Esto ocasiona:
- Menor consciencia sobre la existencia de ITS Y VIH.
- Servicios de salud inaccesibles.
- Profesionales no conscientes ni interesados.
- Padres no interesados en la sexualidad de sus hijos.
- Mayor dificultad para asumirse como LGTBI+ (“salir del armario”).
Salir del armario para las personas LGTBI+ con discapacidad es más difícil debido a la dependencia física y emocional, existe mayor aislamiento y no tienen con quien hablar, perder los servicios que reciben si estos se enteran, no tienen espacios seguros para expresar su orientación, tienen mayores dificultades para conseguir y mantener pareja y por ende relaciones estables, no hay accesibilidad en los lugares de encuentro, en ocasiones sus intérpretes y asistentes personales son LGTBI+fobicos por lo que no tienen el apoyo para desarrollar relaciones amorosas, entre muchas otras problemáticas.
Es necesario emprender acciones para que se cumpla el derecho a la no discriminación como el fomentar la correcta educación sexual, dirigida tanto de manera personal como para los familiares, trabajar contra la discriminación de la persona con discapacidad LGTBI+, promover y defender los derechos humanos, sexuales y reproductivos. En el aspecto sexual, las personas con discapacidad invierten su tiempo reclamando lo que han perdido: el hecho de volver a ser atractivos. El sexo está muy asociado a la juventud y al atractivo físico, y cuando uno no lo es, se ve a menudo como “impropio”. Para ellos, ser discapacitados implica ser excluidos. Vivimos en una sociedad donde el sexo está presente; por lo tanto, es un error ignorar y creer que las personas con discapacidad no tienen esas necesidades, o no son como los demás en este aspecto; así que, tenemos que considerar la sexualidad como un elemento más dentro de nuestra atención a estas personas.
Se considera a las personas con discapacidad física o intelectual, personas como no sexuales porque si se discute sobre sexo y discapacidad, normalmente se refiere a la capacidad, a las técnicas y a la fertilidad, dejando atrás el concepto de los sentimientos sexuales y, por lo tanto, se olvida la parte afectiva, las emociones y el tocar. En el complejo universo de la sexualidad de las personas con discapacidad se abre otro plano de debate: la elección, referente al deseo, o a las prácticas eróticas, hacia individuos del mismo sexo.
Es necesario concienciar a la sociedad en temas de LGTBI+ y discapacidad, y es urgente introducir estos temas en algunos grupos y asociaciones para que orienten y den más información. La sexualidad de las personas con discapacidad es un tema completamente desconocido. Esto puede y debe de dejar de ser así, de lo contrario, no romperemos el círculo de la discriminación.