"Diez segundos"

17.07.2023 | Redacción | Opinión

Por: Alejandro de Bernardo

adebernar@ yahoo.es

No lo podía creer. Lo escuché en la radio y quise refrendarlo en la red. Sí, lo había oído perfectamente. Ni frotándome los ojos pude hacer tambalear una letra. Fue en Italia. Siempre es un alivio cuando las cosas ocurren lejos. Qué tontos somos, la verdad. Como si el daño no fuera el mismo o la víctima lejana fuera menos. Menos digna, menos humana, menos respetable. Menos vulnerable. Menos sensible. Menos.

Diecisiete años son menos que nada. Nada son veinte. Diecisiete años de niña. De adolescente de instituto. En Italia, en España o en San Borondón sigue siendo una cría. Digo lo de cría por darle la gravedad que tiene. Me dañaría igual si tuviera treinta, cincuenta o setenta. Es una persona desprotegida. Agredida. Con un tipo de daño que no se olvida fácilmente. De los que condicionan. De los que ensucian y muchas veces hacen dudar a la propia víctima. Les cuento: una alumna de un instituto de Roma, de 17 años, denunció al conserje del centro acusándolo de haberle manoseado las nalgas mientras subía las escaleras, en un gesto que duró entre cinco y diez segundos. Cuando ella se dio la vuelta, creyendo ver a su amiga, se dio cuenta de que detrás de ella estaba el hombre. Él, de 66 años, le dijo: “Amor, sabes que estaba bromeando”.

Crápulas como este y peores los hay en todos los sitios, el problema es que un juez le haya absuelto de la “presunta” agresión sexual pese a que el acusado admitió haber tocado a la estudiante. Eso sí, lo hizo ”en broma”. La fiscalía pidió tres años y medio de prisión. Para los jueces el hecho “no constituye delito” porque la acción se ha concentrado en “unos diez segundos”, “sin insistencia en el tocamiento”, y no permite “configurar la intención libidinosa”.

Manosear a una mujer durante 10 segundos no es delito. Tal y como lo están leyendo. Les propongo este ejercicio al terminar el artículo. O ahora mismo –si lo prefieren- y después continúan con la lectura. Tal vez lo sientan de otra manera: cierre los ojos y cuente hasta diez. Así, como se cuentan los segundos: mil uno, mil dos, mil tres… mil diez. ¡Ya! ¿Les parece poco tiempo siendo sobados por alguien que ni conoces ni quieres? A mí, una eternidad. Pues lo dicho, a estos jueces romanos (de los de casco y todo) esos diez interminables segundos, les parecen insuficientes. No sé cuántos harán falta para sancionarse como acoso. Ahora la violencia se mide en segundos. A peor la mejoría que diría el mago.

El próximo domingo hay que votar. Votar libre y responsablemente. ¿Recuerdan lo de… “un plato es un plato y una mesa es una mesa”?. Pues eso: la violencia de género no es violencia intrafamiliar. No son lo mismo. Y los datos matan los relatos. Así que no nos vaya a ocurrir que un divorcio difícil nos autorice a agredir impunemente. Cuidado con lo que votan. Y con las mentiras exactamente igual. Las mentiras que denuncian los datos. No las inventadas sabiendo que siempre fueron falsas. El bulo como estrategia. La mentira como piedra angular. Somos mayores ya para saber hacia dónde queremos ir. Hacia adelante o a las cavernas. Y no exagero nada. Eso es lo triste.

Suscríbete a nuestro Podcast



Buscar en Tagoror