18.07.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Porque carecemos de buenos medios de transporte colectivo por carretera y además son muy caros, como las guaguas de la compañía Titsa, que depende (¡ay Dios¡) del Cabildo de Tenerife --que no atiende como debiera a las demandas ciudadanas--, los habitantes de Tenerife nos hemos vuelto excesivamente dependientes del coche y, aunque parezca mentira (sumando los vehículos de alquiler, los taxis y los autobuses de turismo), el parque automovilístico actual supera en la actualidad las ochocientas mil unidades, para una población estable de un millón de habitantes (casi un coche por persona), más los millones de personas que, durante todo el año, pasan sus vacaciones aquí.
Hace tan solo unos años nadie pensaba que la situación se volvería insoportable para miles de conductores tinerfeños, porque la Isla carece de las infraestructura necesarias capacez de absorber tanto tráfico rodado (ya conocemos todos los grandes atascos que se producen diariamente en las principales vías interurbanas) y además, los "cerebros políticos" que planificaron el futuro del territorio insular no previeron la dotración de sufucientes plazas de aparcamientos en los princpales núcleos urbanos y turísticos, tanto en la zona metropolitana como en las poblaciones del norte y del sur, con lo que Tenerife, automovilísticamentente hablando, se ha convertido en un verdadero caos.
El muchas calles de Santa Cruz y de La Laguna es casi imposible encontrar dónde aparcar, pero el problema está generalizado. Es inútil intentar estacionar el coche en otras ciudades y pueblos, como Candelaria, La Orotava, Tacoronte, Garachico, Icod de los Vinos o Los Realejos. Y no digamos nada en núcleos turísticos como Puerto de la Cruz, Bajamar, Punta del Hidalgo o el Puertito de Güímar, Garachico, sobre todo en los meses estivales.
El problema es insufrible en toda la conurbación urbana que abarca desde la Playa de Los Cristianos hasta la Caleta de Adeje, kilómetros de costa donde encontrar un sitio dónde aparcar se convierte en un verdadero milagro, a no ser que se esté dispuesto a pagar una elevada cantidad de dinero para meter el coche en unos estacionamientos privados, donde te estafan de mala manera.
Tenemos, sin duda, que cambiar de mentalidad a la hora de movernos por la Isla y no pretener aparcar en la puerta del sitio a donde vamos. Pero el Cabildo parece estar ciego también a la hora de invertir en la adquisición de nuevas guaguas, de dotar más rutas y frecuencias y de abaratar los servicios que presta.
Al final nos terminaremos comiendo los coches, porque dentro de poco será muy difícil circular con un vehículo privada por Tenerife. ¡Ya lo verán¡