Del cielo al infierno

09.11.2016. Redacción

Por Mª José Godoy Bellas.

¿Cuántos sentimientos pueden generar el no saber nada de la persona que te importa? ¿Cuántos pensamientos negativos podemos llegar a proyectar en milésimas de segundos? ¿Somos capaces de controlar nuestros pensamientos? La respuesta es que no. En ocasiones parece que la mayoría de ellos tienen vida propia. Pocas personas se percatan de que este tipo de pensamientos surge sin elaborar, sin matizar carente del mínimo análisis racional por lo que genera instantáneamente emociones muy intensas y de tan poderoso influjo que hunden en la miseria a quienes las experimentan. Las emociones que uno siente no son el resultado de un hecho determinado. Son la interpretación que hacemos de ese hecho. Por eso, cuando estamos con personas que amamos y de repente se alejan o simplemente cambian sus hábitos hacia nosotros, automáticamente pensamos que nosotros somos los causantes. Aaron T. Beck en su desarrollo de Terapia Cognitiva y adivinación del pensamiento, hacía hincapié en que la mayoría de las parejas, por ejemplo cuando estaban más calladas de lo habitual lo atribuían a que la pareja quería romperse. Esta serie de distorsiones puede llevar a sacar conclusiones equivocadas.

El hecho es que somos capaces de amar pasionalmente a alguien como si estuviéramos en el cielo ,y de repente al no existir comunicación, nuestra mente nos lleva al infierno generando una serie de dudas sobre nosotros. Para poder superar este trance debemos cambiar nuestra manera de pensar y reemplazar dichos pensamientos por otros positivos.

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María José Godoy Bellas

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