Cuando el padre Siverio celebró sus Bodas de Oro

06.06.2019 | Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Como comenté hace unas horas, se nos ha ido al Cielo el padre don José Siverio Pérez, a los 90 años de edad, en la mañana de este martes pasado. El cura realejero, que fue canónigo catedralicio durante muchos años, era un sacerdote moderno, que supo vivir la vida, porque tenía un estigma renacentista como aquellos Médici italianos del cuatroccento.

Amante de las artes como la Música o la Escultura, Don José fue también un gran imaginero como restaurador de vírgenes y santos, un magnífico periodista (fundó y dirigió hasta su jubilación Radio Popular de Tenerife, de la Cadena COPE) y, sobre todo, un hombre moderno, de su tiempo, no en vano asistió y participó activamente en el Concilio Vaticano II, aquella reunión mundial de los altos cargos de la Iglesia que tuvo lugar en Roma a principios de los sesenta, que abrió el papa Juan XXIII y que clausuró su sucesor, Pablo VI.

Hace ya unos cuantos años, el padre Siverio y otros sacerdotes celebraron una misa conmemorativa en la Catedral lagunera y nos invitó a mi mujer y a mí a la cena posterior, que tuvo lugar en el hotel "La Quinta Park" de Santa Úrsula.

Por aquel entonces, Siverio había regresado hacía escasas fechas del Vaticano, donde había sido recibido en audiencia por el papa Juan Pablo II. El cura y periodista realejero empezó a mostrar a los presentes fotos de aquel encuentro con el Santo Padre, y en un descuido, le quité una de aquellas instantáneas y la empecé a enseñar a los asistentes, mientras le hacía la siguientes preguntas: ¿ustedes conocen quién es el cura vestido de blanco que está al lado del padre Siverio?, entre risas y carcajadas en las distintas mesas. Me supongo que aquel día tendría yo un par de copas de vino encima, pero lo pasamos en grande.

Cuando terminábamos de emitir el programa "El Remache" de Radio Popular, en los años ochenta, don José nos estaba esperando en su despacho para comentar la actualidad y los chismes y seimpre nos ofrecía una copa del vino de su propia cosecha (tenía viñas y bodega en Tegueste) o un whisky de no sé cuantos años y muchas noches acabábamos aquella tertulia de madrugada. ¡Qué tiempos¡

Momentos de gratos recuerdos, sin duda, en compañía de muy buena gente.

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Paco Pérez

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