Corazón de Aridane, Felipe Lorenzo (1906-1978)

01.06.2021 | Redacción | Opinión

Por: Rosario Valcárcel 

Poeta y narradora

Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com


En el corazón del Valle, y a los pies del Bejenado, ofrécese a la vista Los Llanos de Aridane, que forma y conforma la imagen de un abanico abierto, cuyo vértice, en místico reposo parece tomado por la mano de Dios. Dijérase que esta ciudad es aquella de los ensueños de un mundo enajenado que vive eternamente soñando. Ella muestra un perfil de serena tranquilidad franciscana. Empero, conviene adentrarse en su interior para saber de su vida, de su ritmo, de su ambición y de su espíritu.

Vayamos por esta calle asfaltada, limpia, decorada de lado a lado con árboles en simetría. Veamos casas almidonadas, con celosías en las ventanas, de donde se atiende el trajín de la calle sin que se advierta del exterior. Hagamos un recorrido por las demás calles regulares y paralelas a la primera, así como por las que taladran a esta, y palparemos un aire de pulcritud que ya quisieran para algunas ciudades que se precian de singulares en este aspecto. Reparemos en esta fuente, situada en el pulmón de la ciudad, antesala de la calle del cementerio, que hace de fontana día y noche y evocaremos los versos del poeta:

-Anda caminante, ven, –ven y aprende de esta fuente, - que en silencio eternamente - a todo el pueblo hace bien

Contemplemos esta plaza, con sus laureles centenarios, sus baldosas relucientes, sus bancos de hierro, donde todos los años, ininterrumpidamente, se celebra la fiesta de arte de más renombre del archipiélago.

Veamos, más allá, la Casa Consistorial, de estilo canario, en un armonioso conjunto de líneas. Y aquí, en el otro lado, la Iglesia, donde se venera la Virgen de los Remedios, Patrona del Valle.

Son todas estas cosas, en su conjunto armónico, las que cautivan e invaden nuestro espíritu, dejándolo anonadado, embriagado en el éxtasis de una contemplación; y muy particularmente en esa hora tibia de la tarde, en que el sol se va hundiendo, en la lejanía crepuscular de una visión pensativa y grave

Felipe Lorenzo.

El poeta y cronista Felipe Lorenzo nació en Tazacorte (La Palma). Vivió en México. Fija su residencia en Santa Cruz de Tenerife. Comienza a publicar en revistas literarias y suplementos culturales. Colabora con la prensa insular. Y publica Lampos e isla novia (1953); Brumas y Lampos (1958) reúne una selección de su obra. Este último volumen se reedita en el año 2.000. También publicó otras obras en prosa como Aspectos (1971) y Aspectos II (1974.

Su poesía, igual que los de su generación, se nutre de la tierra y el cielo, de los motivos clásicos sobre el mundo y la naturaleza humana. Recurre con frecuencia a motivos relacionados con la tradición literaria y simbólica de la isla de La Palma.

Información, Programa Fiesta de La Patrona, Los Llanos de Aridane1964 y revista literaria bienmesabe.org


 

 


 


 

Imagen: Portada libros de Felipe Lorenzo Pérez (1906-1978) | CEDIDA

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