15.12.2017. Redacción / Opinión.
Por: Óscar Izquierdo.
Presidente de FEPECO.
Hace 40 años en plena transición política de España, un grupo de empresarios de las cuatro islas de la provincia, con mucha iniciativa, poca experiencia asociativa, pero con ilusión y perspectivas de futuro, constituyeron en el Ministerio de Relaciones Sindicales, la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife, FEPECO. Una realidad imprescindible en el acontecer económico y social, ya que el sector ha sido, es y seguro que lo será en los próximos años, la “locomotora” que promueva el desarrollo de Canarias. No podía ser de otra manera, el tejido empresarial de la construcción ha conformado positivamente el mercado laboral en las islas, siendo impulsor estructural de la actividad de los demás sectores económicos.
Junto a su innegable vitalidad y beneficio para el conjunto de la sociedad, también ha sido objeto de tremendas campañas de desprestigio, basadas en estereotipos caducos, antiguos e interesados, por parte principalmente de los “noistas”, es decir, de los autodenominados ecologistas, de cuello blanco, buen despacho, trabajo seguro y sueldo público. No han podido conseguir sus objetivos, sencillamente, porque la inmensa mayoría de los ciudadanos se sienten identificados con la construcción, ya que nos acompaña desde que nacemos, hasta que nos despedimos de este mundo. Además ha sido históricamente el nicho de empleo, que ha permitido crear empresas, mantener familias, capacitarse profesionalmente y encontrar seguridad laboral, económica y social.
FEPECO, es la Patronal del sector fundada en 1977, entre sus empresas asociadas hay un importante número de pymes y autónomos, en todas sus actividades. Desde hace décadas y reinventándose continuamente, la Federación ayuda y defiende a cientos de empresas, que utilizan sus servicios y asesoramientos. Es una organización empresarial, sin ánimo de lucro, independiente de la Administración, de las organizaciones de trabajadores y de cualquier grupo político. Con carácter exclusivamente profesional, tiene ámbito provincial y su finalidad principal, es la representación, defensa y gestión de los intereses profesionales de sus empresas asociadas y en general, de la industria de la construcción. Su representación institucional es amplía y significativa, siendo miembro de entre otras entidades, de la Confederación Nacional de la Construcción, CNC; del Consejo Regional de la Construcción de Canarias; de la Fundación Laboral de la Construcción, FLC; de la CEOE-Tenerife, etc., además su activa presencia en el acontecer diario, le ha valido la consideración de los distintos agentes sociales, de los ciudadanos y el respecto, unido a la atención de las distintas administraciones públicas.
Los empresarios y empresarias de la industria de la construcción, con responsabilidad y orgullo, asumimos el rol que la sociedad espera de nosotros, que la economía demanda y el trabajo necesita, a saber, que nuestra actividad sea la base necesaria e imprescindible para fortalecer, en el tiempo, el crecimiento económico, acompañándolo de la tan esperada creación de empleo. Estamos seguros que lo podemos conseguir, tenemos experiencia, ya lo hemos hecho en otras etapas históricas. Pero también es verdad, que las administraciones tienen que dar un paso necesario y valiente, tienen que pasar de las palabras a los hechos, a la hora de adjudicar las obras a las empresas Canarias, estamos preparados para realizar cualquier obra, ya no vale ninguna disculpa, si no defendemos lo nuestro, nadie va a venir de fuera a defenderlo.
Hay mucho trabajo por ejecutar, obras de infraestructuras y no sólo de carreteras, están las sanitarias, educativas, hidráulicas; reforma de la planta alojativa turística, que algún día tendrá que acometerse con fluidez, para mantener la calidad de un destino de excelencia; rehabilitación de las edificaciones para mayor seguridad de las personas, aumento del valor patrimonial y mejor calidad de vida; obras de equipamiento comunitario, tan importantes para los vecinos de nuestros pueblos y obra nueva, para atender la demanda ciudadana de vivienda. Ya sabemos que cuando la construcción respira, hay buena salud económica y social, no es un diagnóstico, es una realidad.