Consejo de Ministros en Cantora

30.11.2020 | Redacción | Opinión

Por: Óscar Izquierdo

Presidente de FEPECO

La responsabilidad exige poner cuidado, atención en lo que se hace o decide, además de tener la gallardía de responder por lo que se actúa. No es fácil, pero es oportuna. Su fundamentación está en la seriedad personal y en la altura moral o conciencia ética de las personas con fundamento. La libertad siempre va unida a esa responsabilidad que la hace grande. Precisamente, es esa capacidad existente en todo sujeto, para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente, lo que le da consistencia, seguridad o confianza. Ya decía Abraham Lincoln que “no se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy”. Aquí está la cuestión candente en estos días, se pide constantemente a la ciudadanía, madurez y compromiso, para superar la grave crisis sanitaria que padecemos a nivel global. La sensatez es la gran protagonista en la mayoría de los casos, pero como en todo lo que pasa en la vida, siempre hay excepciones, que estropean o mejor dicho, afean lo que se está haciendo bien.

Junto a esa responsabilidad ineludible, está el ejemplo que hay que dar constantemente, para que se imite si es bueno, honesto, positivo. Las personas, mayoritariamente, tendemos a apreciar lo modélico, lo que sirve y además, es efectivo. También aquí hay excepciones, pero, aunque ruidosas o escandalosas en algunos casos, son minoritarias. En el ámbito personal, familiar, profesional o social, hay que ser exigente con uno mismo, para a la vez, pedir a los demás que sean consecuentes en sus comportamientos. Hay que evitar lo malo, que siempre es perturbador, como norma de conducta.

Estos arquetipos aumentan proporcionalmente, cuando se ocupan puestos de responsabilidad, tanto en el ámbito público, como privado. Entre otras cuestiones, porque son referentes que todos ven, escuchan e imitan, por sinergia en algunos casos. Cuando, por parte de los políticos, lo que se traslada a la opinión pública, es un frentismo acalorado en todos los asuntos, especialmente en aquellos en los que se debería llegar a consensos para solucionarlos rápidamente, lo que se produce es un antagonismo con la sociedad civil, que no se siente representada por individuos irresponsables, incapaces, mediocres y aprovechados, todo dicho sin querer generalizar. Pero que es una realidad que estamos sufriendo en nuestro país, de manera vergonzosa. Mientras sigue galopando, casi sin control, una pandemia que está haciendo mucho daño en todos los sentidos, aprovechan imprudentemente, para sacar tajada partidista de cualquier materia o tema a dilucidar, que necesariamente habría que hacer fructificar conjuntamente. Falta integridad para trabajar en conjunto, rectitud para el cumplimiento de las normas de conducta adecuadas o dignidad para imponer la excelencia como objetivo a conseguir.

Todo está basado en la mas burda propaganda ramplona, que intenta vender lo que no se ha hecho y decir lo contrario de lo que se había manifestado. Es la mentira al servicio del poder, así de contundente, así de real. La política, con mayúsculas, como servicio público, ha dejado paso a la política, con minúsculas, como ocupación para el beneficio particular, olvidándose de los ciudadanos, sus quejas, privaciones, problemas, angustias o peticiones. Se trata de adormilar a la gente, no como se decía con Franco a base de fútbol, sino de introducir dilemas artificiales e interesados en programas de televisión, radio o redes sociales, para tener a todo el mundo entretenido en cosas banales, para que no tengan tiempo, ni ganas, de atender las imposiciones ideológicas que están intentando blanquear los que gobiernan, a una sociedad cada vez más anestesiada. Que, en estos momentos, millones de españoles estén más interesados de lo que pasa en Cantora, que de lo que sucede en el Congreso, es el mejor ejemplo de una manipulación social, perfectamente orquestada, dirigida e impuesta desde los círculos de mando gubernativo. Contra eso hay una respuesta, seguir luchando, todavía, por la libertad conquistada en la Transición.

Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO

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