17.02.2020 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Tenerife no sólo tiene los escarabajos, que allí donde están, se trasladan o los ponen, paralizan cualquier actuación a ejecutar, dilatando el comienzo o la evolución de cualquier obra pública o privada. También contamos para nuestra fatalidad, además de los inefables noistas, con los políticos cangrejos que, en vez de propiciar un avance económico o social, continuamente están torpedeando las iniciativas propiciatorias de actividad económica, creación de empleo o riqueza social. Es decir, en vez de avanzar, gracias a sus ocurrencias obstruccionistas, caminamos para detrás como los crustáceos. Torpes y evidentemente ineptos, tienen una visualización de la realidad sesgada por sus egos personales, intereses particulares, consignas partidistas y sobre todo, por la obediencia ciega o fundamentalista a su ideología que todo lo intenta explicar.
Hay una expresión que se utiliza en Canarias cuando dos personas están distanciadas, se suele decir “arréglense entre ustedes” para solucionar el entuerto o arreglar la situación. Lo podríamos aplicar a lo que pasa en Tenerife constantemente, no hay forma de ponerse de acuerdo para hacer lo que hay que hacer, dejando de lado, apetencias o antipatías personales, todo se traslada al combate dialéctico, al frentismo ideológico o al manido impulso denigratorio hacia el que no piensa igual. Hay que cambiar, los intereses generales están sobre los particulares, que se convierten en puro egoísmo cuando se intentan imponer. Cada vez que hay que ejecutar una obra pública en Tenerife, ya sea carreteras, puertos o tranvía, sale a flote la discusión, para perder el tiempo y que no se haga nada, es una especie de guerrilla de desgaste. No podemos seguir así, hay que buscar el consenso, el acuerdo, en resumidas cuentas, el arreglo que propicie lo mejor para todos.
Ahora se discute si el tranvía debe llegar al Aeropuerto de Los Rodeos o si es conveniente la variante a La Laguna, es un debate estéril, las dos cosas son oportunas. En cualquier ciudad del mundo donde hay una instalación aeroportuaria y se pueda, llegan hasta allí todos los medios públicos de transportes guiados, ya sea tranvía, metro o tren de cercanía, es por comodidad para los usuarios, solvencia económica, acercamiento sostenible y movilidad asegurada. Cuando se está pidiendo una racionalización del tráfico, no se entiende que haya políticos que se nieguen a una evidencia como la de llevar el tranvía al aeropuerto del norte. Por otro lado, el PIOT, Plan Insular de Ordenación del Territorio, que se aprobó en el 2002, ya definía la circunvalación a la Ciudad de los Adelantados, cinco años más tarde el Gobierno de Canarias aprobó el trazado, en 2015 nuevamente el Gobierno Autónomo actualiza el proyecto y cinco años después, parece que por fin puede licitarse la obra, tan necesaria para descongestionar la TF-5 y sobre todo, para aliviar el tráfico rodado en una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Son dos obras beneficiosas socialmente, para La Laguna y para Tenerife, por lo que no debería haber discusión alguna, sino acuerdo generalizado.
Los que ahora rechazan estas intervenciones, sacan a relucir la manida defensa de los suelos agrícolas y ganaderos de la Vega o Los Rodeos. Son argumentos viciados, trasnochados, antiguos, demagógicos e inciertos, que sólo llevan la pataleta de protestar e intentar entorpecer lo que se tiene que realizar. Algunos calladitos están mejor y hacen menos daño. Lo que está pasando vuelve a demostrar, la falta de altura política que padecemos, la mediocridad de los representantes partidarios y su falta absoluta de entrega a los intereses generales. Ya está bien de dinamitar las obras públicas que Tenerife precisa para garantizar su desarrollo sostenible.