31.10.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Estudiamos Filosofía y Letras durante la misma época, en los estertores del franquismo y el inicio de la transición hacia la democracia, en la Universidad de La Laguna, y un día de julio de un ya lejano año me encontraba de vacaciones en el hotel "Tecina" y me lo tropecé de frente en Playa Santiago. Cuando me vio, me reconoció enseguida y me dijo: "tú te vienes en la barca de la Virgen conmigo ahora mismo". Se iba a celebrar minutos después la procesión marítima de la Virgen del Carmen.
Mis acompañantes no quisieron subirse en la embarcación, pero yo no pude negarme a su imperativa invitación, por razones obvias. Me refiero a un hombre muy peculiar llamado Casimiro Curbelo, el "virrey" de la Isla colombina, el casi eterno presidente del Cabildo de La Gomera, antiguo y destacado militante del PSOE y hoy líder de la Agrupación Socialista Gomera, tras ser expulsado del partido por un incidente ocurrido en una barra americana de Madrid, mientras él y su hijo celebraban la licenciatura universitaria de éste.
Da lo mismo las siglas que arropen a este hombre en unas elecciones, que mientras él quiera las ganará en su Isla, con la particularidad de que en los últimos comicios de 2015 consiguió obtener tres diputados regionales y su participación ha sido decisiva en el devenir del Parlamento de Canarias durante la actual legislatura.
Casimiro es un líder popular y populista que preside una corporación insular que le paga los libros a los niños para que vayan a la escuela, que emplea a los parados gomeros de peones camineros o de lo que haga falta y que ha conseguido que el Cabildo abone los gastos de los entierros a los hijos de aquella tierra que fallezcan en cualquier parte del mundo.
En La Gomera, la mayoría de su gente no vota a partidos, sino a personas. Y no es mala idea... Casimiro ha reinventado, desde una perspectiva socialdemócrata, el insularismo que en su día propuso la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) con Francisco Sánchez, Froilán Hernández y Elías Bacallado. O la API de Antonio Castro en La Palma, o la AHI del gran Tomás Padrón en El Hierro.
En su momento, los insularistas palmeros y herreños consiguieron muchas cosas para sus respectivas islas, y Casimiro Curbelo se fijó en ese modelo de la derecha tradicional canaria y lo ha puesto en práctica en la tierra de Gara y Jonay.
Ahora, antiguos y nuevos socialistas de Tenerife y de Lanzarote, descontentos con el devenir del PSOE en Canarias han registrado los nombres de "agrupaciones socialistas" en las dos Islas, y ya se habla de su posible participación en las elecciones autonómicas del próximo año, con lo que puede (en mucho o en poco, quién sabe) variar el panorama político y la distribución
de escaños en el Parlamento autonómico en la próxima legislatura, porque no es descartable que se creen otras AS en las demás Islas de aquí a mayo.
¿Estaremos ante una profunda crisis de los partidos tradicionales en el Archipiélago? ¿Se inclinarán más los ciudadanos isleños por votar a unas determinadas personas y no a unas desgastadas siglas? No lo sé. Lo que sí puedo afirmarles es que, con sus aciertos y errores, Casimiro es un hombre muy listo y un ser muy peculiar. En su Isla no se mueve ni una piedra sin que él no lo sepa ¡Gomero tenía que ser, caramba¡