10.03.2017. Redacción
Por: Paco Pérez
No es que sea pesimista, amables lectores y no se asusten por el título de este comentario. Es a la conclusión que finalmente he llegado después de estar consultando en diversos sitios, a través de la redes sociales y de organismos oficiales, cifras y datos referentes a nuestro Archipiélago atlántico, sobre diversos aspectos, sectores económicos y temas de interés global que nos afectan a todos los isleños y a todos los que vivimos en estos peñascos en medio del océano.
Voy a hacer un somero repaso a esos datos que son verídicos, con afirmaciones contrastadas de manera seria y rigurosa, aunque no pienso volverles locos con una maremágnum de cifras, sino apuntarles determinadas situaciones socio-económicas que se están dando actualmente en Canarias, por lo que puedo reiterarles lo escrito en el titular de este sencillo artículo: Canarias va de culo (perdón por la expresión), sin frenos y cuesta abajo.
Hagamos ese repaso sin mucho orden. a vuela pluma: tenemos uno de los mayores índices del Estado español con población en peligro de exclusión social, con unas importantes bolsas de pobreza en barrios marginales de las dos principales zonas metropolitanas del Archipiélago; una de las tasas de desempleo más altas del país (sólo superados por Extremadura y algunas provincias andaluzas, como Cádiz), somos la segunda región de este país de pandereta y alpargata que puede presumir de tener los salarios más bajos y de ser una de las poblaciones con menos poder adquisitivo (y renta per capita, por lógica) de todo el territorio nacional.
Somos asimismo la comunidad autónoma que menos productos agrarios exporta (con excepción del plátano) e importamos más del triple de la producción agropecuaria, teniendo en cuenta en estas cifras la aportación del sector bananero, que en las Islas representa más del el ochenta por ciento de toda la producción europea.
Nuestros sector industrial es prácticamente testimonial, con carencia manifiesta de grandes factorías, dejando al margen la improductiva (ahora mismo) refinería de petróleos de Santa Cruz de Tenerife y las imprescindibles centrales de producción de energía eléctrica, por lo que tenemos que importar la práctica totalidad de los bienes de consumo industriales del resto del Estado o de terceros países.
Somos la región española donde más importante es el sector Servicios, tremendamente dependiente de un subsector económico, el Turismo tan volátil e inseguro (estamos a expensas de coyunturas económicas y de conflictos internacionales), que no deja precisamente grandes beneficios en las Islas, sin hablar de la pésima calidad del mercado laboral turístico, con un personal muy poco cualificado y también muy mal retribuido, con un aumento espectacular en los últimos años del número de contratos de trabajo basura, con sueldos para subsistir de manera precaria y sujetos a una siempre inestable temporalidad.
Si hablamos de Sanidad, solo baste recordar el despilfarro de dinero público que se va en la concertación del Gobierno Autónomo con hospitales y clínicas privadas, en lugar de emplear esos recursos públicos (más de doscientos millones de euros, solo en 2016) en una mejor dotación de material y de personal a los centros del SCS. Somos también una de las regiones con mayores listas de espera sanitarias, no sólo en número de miles de pacientes, sino también (y esto es aún peor) en la dilación del tiempo para ser atendidos.
Y terminemos, por hoy, este repaso con Educación. Para no ser menos, también estamos a la cabeza de las comunidades autónomas con menor calidad de la Enseñanza, con un mayor número de alumnos que abandonan las aulas y con unos índices lamentables de fracaso escolar. A esto hay que añadir, en cuanto a enseñanzas superiores que las dos Universidades públicas del Archipiélago (la de La Laguna y la de Las Palmas) son ambas dos instituciones que no están precisamente en los puestos más altos de la clasificación de calidad y prestigio de las universidades españolas, sino todo lo contrario.
En todo este "alentador" panorama algo tendrá que ver, piensa uno, el hecho de que los canarios hayamos tenidos que aguantar durante más de seis larguísimos lustros, es decir durante los últimos treinta años, gobiernos tras gobiernos autonómicos del mismo signo político: el que hoy marca, por desgracia, Coalición Canaria. Y ya me callo, porque quiero y deseo que ustedes, desocupados lectores, mediten sobre todos los indicadores socio-económicos a los que me he referido en esta tarde ría lagunera. ¡Que sean felices, a pesar de las circunstancias¡