Canarias la más pobre de las autonomía de España

09.11.2019 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

La encuesta de la fundación FOESSA presentada por Cáritas advierte que entre 2013 y 2018 el porcentaje de canarios en pobreza severa ha pasado del 10,7% al 15,7%, dato muy superior a la del conjunto de España y el resto de las comunidades autónomas.

El número de personas en exclusión social en Canarias asciende a 617.000, el 29% de la población del Archipiélago. Además, es la única comunidad autónoma donde los niveles de exclusión han crecido en los últimos 5 años. Desde el 2013 a 2018 ha pasado del 28,6% al 29%.

Pero además existe un grupo especialmente vulnerable afectado, que acumula tantos problemas en la vida diaria que le impide tener un  proyecto vital mínimamente estructurado: son 334.000 personas en situación de
exclusión social severa. Ha pasado de representar un 10,7% de la población canaria en el año 2013 a un 15,7% en el año 2018, porcentaje muy superior a la del conjunto de  España y el resto de las Comunidades Autónomas

Así lo refleja el Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en Canarias, que Cáritas ha presentado este jueves en Las Palmas de Gran Canaria.

Para la realización del VIII Informe en Canarias se ha contado con más un equipo de  investigación  que ha realizado  entrevistas en profundidad a una muestra representativa de los hogares y la población  canaria repartida por toda la región.

El Informe FOESSA Canarias pone de manifiesto las consecuencias de la gran recesión y  cómo se está enfocando la salida de ésta. Vivimos en un momento de clara mutación social.

Un tiempo donde, según diagnostica Cáritas, las brechas que se están produciendo, como la desigualdad, la debilidad  de los sistemas de gobernanza globales, la erosión de las instituciones públicas, la gestión  insolidaria de las crisis, el ascenso de los particularismos y las actitudes reactivas y  xenófobas que consolidan el individualismo, alcanzan los aspectos más esenciales de  nuestro ser.

Los datos de la encuesta ponen de  manifiesto la existencia de un  alto riesgo de cronificación de las situaciones de exclusión social y, sobre todo, de  polarización de la estructura social. Quien ha soportado en mayor medida los efectos  de la crisis ha sido el grupo poblacional con menos ingresos, que ha visto mermada su  renta en un 16,8%. Por el contrario, el 20% de la población más rica habría incrementado  su renta en un 8,3%.

Por otro lado, se han identificado tres bloques principales de riesgos sociales que  afectan con más fuerza a esa parte de la sociedad integrada, pero precarizada e insegura,  siendo más vulnerable todavía en la sociedad  excluida y estancada.

El primero se refiere a la vivienda, ya que es un factor clave en las dinámicas de exclusión  social. El acceso a una vivienda digna se ha convertido en un derecho inaccesible para  muchas familias, que sufren la inseguridad y la inadecuación de su hogar, y una influencia  notable sobre los recursos económicos, sobre el estado de salud y sobre los proyectos  vitales de los más jóvenes.

En Canarias la exclusión de la vivienda ocupa el primer lugar  tanto para el conjunto de la población como para la población en exclusión. El 68,1% de
las personas en exclusión severa se encuentran afectadas por esta situación.

Algunos de los indicadores más destacados serían:
117.000 hogares con gastos excesivos en la vivienda
105.000 hogares sufren situaciones de insalubridad
59.000 hogares con personas con discapacidad y con barreras arquitectónicas
25.000 hogares tienen deficiencias graves en la construcción
19.000 hogares presentan situaciones de hacinamiento
99.900 hogares en viviendas inadecuadas para su habitabilidad
46.500 hogares en situación de vivienda insegura (vivir temporalmente sin contrato  de arrendamiento, vivir bajo la amenaza de la violencia, o con notificación de  desahucio…)

El segundo bloque de riesgos se refiere al empleo como factor de integración. El
desempleo, a pesar de su reducción progresiva, es una realidad persistente y ahora menos  protegida, que, junto con la precariedad, manifestada en temporalidad, parcialidad e  itinerarios cíclicos que alternan períodos cortos de empleo con otros de desempleo,  generan trabajadores pobres y excluidos y limitan las posibilidades de integración de  muchos colectivos.

Estas son algunas cifras sobre la pérdida de capacidad de integración del  empleo:
El 20,4% de las personas que trabajan están en exclusión social en Canarias (12,8 en exclusión social moderada en Canarias, y el 7,6% en pobreza. severa).
El 52,7% de los hogares en exclusión social en Canarias registran tasas de
intensidad laboral muy baja, por debajo del 20% de la jornada anual disponible.
La mayores tasas de pobreza y exclusión se siguen concentrando en el colectivo de personas desempleadas, así el Informe constata que el 75,3% de las personas desempleadas en Canarias se encuentran en el espacio de exclusión y el 62,2% en exclusión severa. Los datos demuestran que no contar con un empleo multiplica el  riesgo de caer en situación de exclusión o pobreza severa.

Los niveles de exclusión social son más elevados entre la población con jornadas parciales que entre los que la realizan a jornada completa.

Un tercer bloque de riesgos se refiere a la salud. Canarias presenta una prevalencia mayor d e problemas relacionados con la salud que en el conjunto de España. El 21,7% de la población canaria se encuentra afectada por la exclusión social en la dimensión de la salud.

Asimismo, el 12,8% de la población reside en hogares que han dejado de comprar  medicinas y/o seguir tratamientos o dietas por problemas económicos.

Además de estos bloques principales de riesgos, el informe permite calibrar la distribución de la exclusión en Canarias  nos ofrece los siguientes perfiles sociodemográficos de los hogares:
El 59,6% de las personas en situación de exclusión también está en situación de  pobreza monetaria.
De cada 2 personas excluidas trabajan. Tener un empleo no es garantía de integración.

1 de cada 2 personas excluidas carece de estudios básicos completos. El 22,7% de los hogares en exclusión están sustentados por personas entre 30 y  44 años.
4 de cada 5 personas que sustentan hogares canarios en exclusión son de
nacionalidad española. Aunque si se es extranjero, la probabilidad de estar en el espacio de la exclusión es mayor.

El mayor riesgo de exclusión se concentra en los hogares con menores,
monoparentales y de familias numerosas, con una tasa de exclusión del 50,6% y 51,5%  respectivamente. Se consolida la mayor exposición de las familias con niños y de la  juventud a la exclusión social, constituyéndose riesgos relacionados con la etapa de
crianza de las familias, la pérdida de capital humano, la transmisión intergeneracional de  la pobreza y la frustración de proyectos vitales independientes.

Los datos de la Encuesta  FOESSA sostienen que cuando uno nace y se cría en un hogar con escasos bienes  materiales e ingresos reducidos aumentan las probabilidades de heredar la exclusión, que,  desde la infancia, continúa limitando las capacidades de las personas menos afortunadas.
Democracia, participación social y políticas públicas

En este VIII Informe de la Fundación FOESSA de constata, según Cáritas, la pérdida de calidad de  nuestra democracia, que se asienta sobre una participación cívico política de baja
intensidad (en Canarias solo muestra interés por la misma el 17,7% de la población).

El  Informe también muestra que las personas con bajos ingresos y en exclusión social  participan menos en los procesos electorales. Si las personas excluidas no votan, no  entrarán en la agenda política, y si a la agenda política no le interesa fomentar su voto esto
ahondará más en su situación de exclusión social.

A pesar de esa falta de participación, la ciudadanía sigue apoyando el Estado de
Bienestar como mecanismo de protección social. Más de 8 de cada 10 canarios optaría  por tener más  prestaciones y servicios sociales pagando más impuestos. Canarias se caracteriza por un gasto en protección social inferior a la media española y su sistema de  protección social no está evitando que las situaciones de  exclusión social se extiendan o  mantengan entre las personas beneficiarias.

Rafael J. Lutzardo Hernández

Rafael J. Lutzardo Hernández

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