05.10.2018. Redacción | Opinión
Por: Sara Arteaga
Secretaria Nacional de Igualdad y Participación Social de Coalición Canaria
El éxito de las mujeres en el ámbito deportivo es una constante desde hace varios años y una muestra más de ello ha sido la celebración del Mundial de Baloncesto Femenino en Tenerife. Las españolas se llevaron la medalla de bronce, lo que supone la sexta medalla internacional en seis ediciones consecutivos, demostrando una vez más su entrega y superación. La organización fue un éxito; las administraciones apoyaron el evento y la expectación fue absoluta. Quedó patente que el deporte femenino genera interés.
El evento fue respaldado por los Ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, que desde sus concejalías de deporte siempre han promovido la práctica y los valores inherentes a la práctica deportiva, así como por el Cabildo de Tenerife, que ha fomentado la igualdad en el deporte femenino enmarcada en su estrategia Tenerife 2030. Estas instituciones, junto al Gobierno de Canarias, dieron visibilidad y recursos al baloncesto practicado por mujeres. Y no podemos olvidarnos de las empresas privadas que se han volcado para patrocinar y respaldar un evento de talla mundial en el que las mujeres eran las auténticas protagonistas.
La mujer se ha ido empoderando en el ámbito deportivo y su presencia es cada vez mayor en un mundo en el que hasta hace poco teníamos vetado. Pero aún quedan otras muchas mujeres que siguen luchando por hacerse visibles, reivindicando la tan anhelada igualdad de oportunidades, porque en el deporte sigue estando presente la brecha de género. Sólo con la inclusión de la perspectiva de género en las políticas de gestión podremos avanzar hacia la igualdad.
Por su parte, el Gobierno de Canarias, que entre las numerosas iniciativas del programa “Deporte y Mujer” impulsado por la Ley Canaria del Deporte, ha elaborado el primer protocolo sobre acoso y violencia de género en el deporte, ha logrado que el deporte femenino tenga cada vez más presencia, para que las mujeres deportistas se conviertan en referentes de la sociedad y motiven a las niñas a conseguir sus metas sin más muros que derribar.
En cuanto a muros derribados, Ana Carrasco, se convertía en estos días, en la primera mujer en ganar un campeonato del mundo en motociclismo compitiendo contra hombres. Una mujer, piloto y campeona mundial. Algo impensable hace años, pero todo es cuestión de tiempo y de que se trabajen equipos mixtos en el deporte escolar y de base. La actividad física en sí tiene un potencial educativo y mediático importante que debemos explotar para lograr el cambio y acabar con los estereotipos, y aquí los medios de comunicación juegan un papel fundamental.
En los últimos Juegos Olímpicos de Río en 2016, de las 7 medallas de oro que ganó España, 4 de ellas fueron logradas por mujeres y de las 4 de plata, 3 fueron por modalidad femenina, a las que se sumarían dos bronces más logradas por las mujeres del equipo olímpico. Hay talento, capacidad y coraje, falta visibilizarlo, dar repercusión, equilibrar esas diferencias que aún perduran a la hora de acceder a determinados deportes y acabar con la discriminación existente en oportunidades y premios. De esa manera algún día podremos ser todas CAMPEONAS.