29.12.2018. Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
No podemos seguir permitiendo que bazofias asesinos sigan arrebatando las vidas de seres humanos inocentes. Sí, ¡BASTA YA¡ ¿Qué leyes son estas? ¿Qué formaciones políticas representan a España? ¿Debemos salir todos a la calle para pedir que estos bazofias asesinos no salgan nunca más de las cárceles? ¿Debemos pedir una pena de muerte para estas basuras humanas? ¿Debemos reivindicar un protocolo de Ley de seguridad para las mujeres y niños? ¿Hace falta que asesinen a un ser querido de un juez para que cambien las leyes en España? Cierto es, que vivimos en un país democrático, pero eso no quiere decir que seamos siempre tolerantes y respetuosos ante actos tan cobardes y terribles que vienen sucediéndose en los distintos puntos de España.
Por otro lado, y tras la muerte de la joven profesora Laura Luelmo en Huelva, se ha vuelto a reabrir el debate sobre la prisión permanente revisable. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confirmado en el Congreso que no derogará esa medida hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional.
La prisión permanente revisable es la máxima pena privativa de libertad en España. Fue aprobada en el Congreso de los Diputados el 26 de marzo de 2015, como parte de la Ley de Seguridad Ciudadana, con el único apoyo del Partido Popular y en el contexto del Pacto antiyihadista. Entró en vigor el día 31 de ese mes.1?
Según el Código Penal, la prisión permanente revisable es aplicable en los siguientes delitos: crímenes de lesa humanidad, el asesinato del rey de España o de un jefe de Estado extranjero que se halle en España, el asesinato cometido en el seno de una organización criminal o terrorista, el asesinato cometido tras la comisión de un delito contra la libertad sexual o el asesinato de una persona menor de dieciséis años. Así como al reo de asesinato condenado por la muerte de tres personas o más.
En España, hasta el momento, la prisión permanente revisable solo se ha aplicado en cinco ocasiones. La primera fue el 14 de julio de 2017, cuando la Audiencia Provincial de Pontevedra condenó a David Oubel, que reconoció haber degollado a sus dos hijas, de 4 y 9 años, en julio de 2015. Les hizo ingerir fármacos antes de asesinarlas con un cuchillo y una sierra eléctrica.
El segundo caso donde se aplicó esta pena fue el del asesino Sergio Díaz, quien a sus 24 años, le asestó 30 puñaladas al abuelo de la que era su novia el 14 de noviembre de 2016.
El polémico asesinato de la pequeña Alicia, de 17 meses, también hizo que se impusiera la pena. El jurado popular de la Audiencia de Álava dictaminó que Daniel, profesor de música, no tenía sus facultades mermadas cuando arrojó por la ventana a la pequeña. Era la hija de su pareja a la que también intentó matar. En la bebé vio, según su declaración, "la semilla del mal".
El cuarto caso llegó con un padre que acabó con la vida de su hijo de 11 años con una pala. Montó al menor en el coche, lo llevó a un paraje apartado y lo apaleó en la cabeza varias veces hasta provocarle la muerte. Quiso enterrarlo pero al estar la tierra dura acabó dejándolo tirado en el suelo.
El último de los casos en los que se aplicó esta pena fue el del descuartizador de Pioz, Patrick Nogueira, que ha sido el último en recibir la pena de prisión permanente revisable en España por el cuádruple asesinato en Pioz (Guadalajara). Acabó con la vida de sus tíos, Marcos y Janaina, y de sus primos, María Carolina y David. Los cuatro fueron descuartizados.
El horror de estos crímenes está eclipsando un debate sereno mientras en la calle y en las redes sociales hay una indignación que supera a la que puedan sentir los padres que acaban de perder a su hijo. Y es el contexto en el que este jueves el Congreso pretende debatir si sigue adelante con la derogación de la prisión permanente revisable o si, por el contrario, aprueba una enmienda de totalidad sobre esa derogación y tal posibilidad queda por el momento descartada.