28.06.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Existe una peligrosa relación directa entre el proceso de estrechamiento de las arterias del cuerpo humano y el padecimiento de diabetes, un combinado que acaba por ser mortal y que en Canarias, por diversas razones, tiene una importancia trascendental, por cuanto en estas Islas el número de personas diabéticas es muy superior al que se registra en otras partes de todo el mundo.
La ateromatosis es una importante enfermedad que se padece a causa de la presencia de placas de colesterol en las paredes de las arterias y que se convierte en una grave dolencia cuando esos ateromas hacen su presencia en arterias coronarias y cerebrales, porque complican el normal flujo sanguíneo y comprometen, según su estado de desarrollo, la supervivencia misma de los pacientes.
Se trata, como la propia diabetes, de una enfermedad silenciosa y asesina, que no muestra signos evidentes en sus fases iniciales, pero que con el tiempo termina por convertirse en una de las principales causas de morbilidad en el ser humano, de manera más acusada en las sociedades "avanzadas" del mundo occidental.
En el desarrollo de la ateromatosis y sus posteriores complicaciones intervienen diversas causas como padecer diabetes mellitus (enfermedad tan extendida en nuestro Archipiélago), ser hipertensos, tener altos niveles de colesterol y otros lípidos en sangre, triglicéridos y transaminasas, sin olvidar por supuesto el efecto tan nocivo del consumo del tabaco y sin descartar tampoco un siempre trascendental componente genético de mayor predisposición a padecer esta enfermedad de las paredes arteriales.
En Canarias, particularmente, la ateromatosis es una enfermedad mucho más extendida entre su población de lo que pudiera parecer a simple vista, sobre todo por el alto índice de diabéticos y de hipertensos diabéticos y porque sus habitantes tenemos paulatinamente un mayor índice de obesidad, lo que nos convierte en una de las regiones del mundo con mayor porcentaje de gordos.
Asistimos a un importantísimo problema de salud pública con grandes repercusiones entre los habitantes de las Islas. Según cálculos oficiales, se estima que en Canarias viven actualmente unas setenta mil personas (sí, han leído bien, setenta mil personas) que padecen diabetes y que ignoran tener esta dolencia, lo que representa una cifra realmente preocupante. Baste decir que la incidencia de esta enfermedad es en Canarias 7,1 veces superior a la que se registra, por ejemplo, en la comunidad autónoma de Madrid.
No digo nada nuevo que ya no sepan nuestras autoridades sanitarias, y parece mentira que --a las estadísticas me remito-- nuestros responsable políticos en la materia no aprueben un plan general de choque contra esta verdadera "pandemia", cuando en el Archipiélago los índices de morbilidad por causas derivadas directamente de las complicaciones derivadas de la diabetes y su deficiente tratamiento.
Entre estas causas hay que anotar, como recordatorio, los numerosos casos de enfermedades cardio y cerebro vasculares en la población canaria, el aumento de pacientes sometidos a sesiones de diálisis por insuficiencias renales, las cegueras producidas por retinopatías diabéticas, las amputaciones de pies y piernas y una larga lista de otras complicaciones, muchas de las cuales conducen prematuramente a la muerte.
Aquí, lo que más importa a este Gobierno autonómico (en minoría) de supuestos nacionalistas son los tenderetes, las fiestas, las cuchipandas , los voladores y los bailes y las excursiones. La salud pública es un problema menor y la muerte de las personas tiene una importancia muy relativa. ¡Qué pena¡