22.07.2017. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
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En una casona de la calle Quintana de Puerto de la Cruz (Tenerife), edificada en 1742, nace dieciséis años más tarde (el 1 de febrero de 1758) el ilustre ingeniero Agustín de Bethencourt y Molina, uno de los hijos de Tenerife conocidos a nivel mundial, que fue asesor del Zar Alejandro I de Rusia y Caballero de la Orden Imperial de aquel país.
Bethencourt fue un científico, investigador e inventor adelantado a su época, fundador en 1799 de la profesión de ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y un hombre admirado en toda la Europa de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX.
Su intenso y vasto trabajo varió desde las máquinas de vapor y los globos aerostáticos hasta la ingeniería industrial y el planeamiento urbanístico de varias e importantes ciudades rusas, como San Petesburgo, ciudad donde falleció a los 66 años de edad, el 14 de julio de 1824.
Políglota, hablaba seis idiomas: español, latín, francés, ruso, alemán e inglés. En España fundó la Escuela de Ingenieros en 1802 y su obra ha sido reconocida en todo el mundo, especialmente en Rusia.
El inmueble donde nació Bethencourt y Molina ocupa hoy el antiguo Hotel "Monopol" --situado frente a la iglesia de Nuestra Señora la Peña de Francia--, que ha sido explotado como tal desde principios del siglo XX por la familia Gleixner.