Ahora para asegurar el mañana

01.03.2021 | Redacción | Opinión

Por: Óscar Izquierdo

La vacuna para paliar la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, parece ser la única certeza a corto y medio plazo. Estamos en ese momento de incertidumbre, por saber si los resultados son todo lo halagüeños que esperamos. Sin duda, la esperanza es grande y hay motivos de cierta tranquilidad, por la vacunación general que se pretende hacer a la población. Por lo menos, no estamos en el limbo de hace unos meses, de no saber que hacer la terrible pandemia. Esperemos que todo salga bien, las previsiones se cumplan y sobrellevemos con garantías, este terrible episodio histórico que nos ha tocado vivir.

Pero también es cierto, que nos estamos enfrentando a una crisis económica sin precedentes, que tiene sus inicios con los confinamientos que se produjeron en un primer momento y después, con las distintas medidas restrictivas, cada vez más agobiantes, que lo único seguro que han conseguido es el cierre de cientos de pymes, microempresas y autónomos, de casi todos los sectores económicos. La inactividad ha sido nefasta, porque ha trastocado el devenir normalizado del sistema productivo. Hay que reconstruir lo más rápido posible, porque no hay tiempo que perder, ya que las empresas se mueren, los trabajadores se desesperan al no tener perspectivas presentes ni futuras de una vida laboral duradera, la sociedad está temerosa ya que no hay certidumbre de nada, porque todo es provisional, sin posibilidad de hacer una planificación estratégica a un plazo razonable. Esto exige un esfuerzo por parte de las distintas administraciones, por invertir, si cabe, más que nunca. Porque trabajar es la vacuna que necesitamos, tanto individual, como colectivamente. No cabe duda de que hay situaciones, tanto personales, como de núcleos familiares, que urgen una ayuda inmediata por parte de la administración, por la precariedad en la que viven. Los Servicios Sociales de los distintos ayuntamientos son testigos privilegiados de esas necesidades primarias que no pueden ser cubiertas. Pero no se puede quedar ahí la solución, hay que dar un paso adelante que se llama trabajo.

Se deberían utilizar todos los medios disponibles para aumentar el gasto y promover las inversiones públicas o privadas oportunas, para posibilitar una aceleración rápida de toda la actividad económica, principalmente, buscando una mayor calidad de vida y el mejor bienestar social posible.  Apostando decididamente en proyectos de sectores estratégicos, como la energía, la regeneración urbana, la digitalización con las ciudades inteligentes y todo ello, basado en una economía circular, que procure un desarrollo sostenible. Poniendo en marcha obras de infraestructuras y de servicios públicos, en educación o seguridad en el transporte, incluyendo por supuesto la vivienda, tanto de nueva edificación, como reforma y mantenimiento, incrementando las aportaciones para mejorar los equipamientos comunitarios y ahora especialmente, la rehabilitación y dotación de servicios sanitarios. Hay que acometer, por razones obvias, un plan de obras sanitarias que posibiliten contar con quipos suficientes y eficientes para las necesidades actuales y futuras. Hay muchas instalaciones obsoletas, con falta de mantenimiento, algunas vergonzosamente utilizándose con la máxima precariedad, sin contar con las que hay que modernizar para incorporar los nuevos medios digitalizados, ni las que llevan años esperando su pleno funcionamiento en el Norte y Sur de Tenerife. La seguridad sanitaria va a tener una preeminencia en nuestras vidas. Hay que racionalizar el gasto público, para dedicarlo expresamente en acometer actividades muy productivas, generadoras de empleo y con capacidad de arrastre sobre los distintos sectores económicos. Si no se actúa en esta línea, se torcerá la reactivación económica, sencillamente porque nunca comenzará. La política en la actualidad tiene que ser más realista que nunca, para eso, hay que salir de los despachos con moqueta y aire acondicionado y sufrir de primera mano, lo que estamos pasando los empresarios y los ciudadanos diariamente.

Imagen: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO | CEDIDA

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