03.02.2018. Redacción / Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Por mucho que se empeñe un colectivo de deportistas en hacerlo lo mejor posible, está claro que cuando no salen las cosas como se prevén, ese equipo de personas está abocada al fracaso.
En el partido de este sábado disputado en el estadio de "Los Cármenes", al Granada le bastaron dos golazos desde fuera del área, en el intervalo de dos minutos, cuando solo había transcurrido un cuarto de hora desde el inicio del choque, para hundir al C.D. Tenerife, que se acerca cada día más a los puestos de descenso de categoría.
El primer tanto "nazarí" fue obra del venezolano Machís, que mandó un obús desde treinta metros, totalmente imparable y el segundo gol, también desde muy lejos, lo ejecutó el peruano Sergio Peña, abandado a la derecha, que por la trayectoria que cogió el balón, pasó inadvertido por Dani Hernández, que se encontraba muy adelantado.
Estos dos disparos, en solo dos minutos de juego (en el 16 y el 18 de partido), noquearon al conjunto insular, que había encontrado su sitio en el campo, pero estas acciones aisladas del Granada noquearon a los futbolistas del Tenerife, incapaces de reaccionar el resto de la primera parte.
Martí se vio forzado a hacer dos cambios en el descanso y sacó al veterano capitán Suso Santana y a Juan Villar, por un ineficaz Philip Malbásic y por Aitor Sanz, que había sido amonestado y que había perdido los nervios tras serle mostrada la tarjeta.
Es cierto que el Tenerife, en el segundo período, reaccionó e intentó igualar el encuentro, pero se vio impotente ante un Granada muy débil en defensa y que tampoco demostró calidad suficiente para ganar cómodamente el choque.
El equipo tinerfeño sigue fallando mucho en los pases, no define, telegrafía demasiado los envíos de balón y encima casi nunca acaba las jugadas en ataque. Con este pobre bagaje, solo pudo acortar distancia a última hora (minuto 85), con un certero tiro de Juan Villar, que batió por bajo a Javi Varas, el portero local y que puso el definitivo 2-1 en el marcador. Y aun así pudo empatar por medio del citado jugador onubense cuatro minutos después, pero su disparo fue desviado por un defensa local y la pelota se estrelló en el poste de la portería contraria.
Los blanquiazules, por momentos, parecen que no tienen suficiente sangre en las venas y se nota que su estado anímico no es precisamente muy optimista.
Vuelvo a afirmar esta semana que el equipo que preside Miguel Concepción debe olvidarse ya de falsas ilusiones y ha de mirar, a partir de ahora, en un objetivo bien distinto: asegurar la permanencia en Segunda División lo antes posible.
Un conjunto que solo ha conseguido 1 punto de 12 posibles en los primeros cuatro encuentros de la segunda vuelta, y únicamente ha obtenido nueve de los treinta y nueve disputados como visitante en lo que llevaos de campeonato, ya no puede aspirar a otra cosa que no sea la de conservar su plaza en la Segunda División. Tenemos que se realistas.