03.11.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Nuevo desplazamiento del Tenerife a la Península Ibérica y nueva derrota este sábado en Soria, frente al Numancia (2-0) de López Garay, porque el equipo insular parece salir hipnotizado a los partidos, no se le ve en las primeras partes y cuando reacciona muchas veces lo hace tarde y mal, como ocurrió este fin de semana en el estadio de "Los Pajaritos" de aquella ciudad castellano-leonesa.
En el anterior partido frente al Alcorcón el Tenerife pudo dar la vuelta en el marcador, pero en la presente jornada el entrenador del conjunto y los jugadores reaccionaron tarde y mal, a pesar de lo cual dispusieron de varias ocasiones para, por lo menos, haberse traído un punto de tierras sorianas, y bien es verdad, aunque no debe servir de excusa, que el primer gol del choque, marcado por Diamanka de cabeza a los cuatro minutos de la reanudación estuvo precedida de una falta clarísima a Dani Hernández en el área pequeña blanquiazul, que el árbitro Areces Franco no quiso señalar.
Como dijo el propio Oltra al finalizar el encuentro, "al Tenerife le marcan porque damos muchas facilidades" y en cambio "nos cuesta mucho hacer un gol". El técnico levantino se mostró decepcionado con lo visto en el terreno de juego este sábado y expresó su malestar en rueda de Prensa nada más terminar el choque.
Hay que decir también que el propio técnico tinerfeñista, por temor a encajar un gol muy pronto --como pasó el día del Alcorcón con cuatro defensas--, volvió a plantear una retaguardia con cinco hombres, y solo renunció a ella cuando ya había encajado el Tete el primer gol. Para ello quitó a un central (Carlos Ruiz) y a un organizador (Acosta) y alineó a un punta más (Nano) y a otro mediapunta (Naranjo).
A partir de esos cambios, el equipo mejoró bastante en la segunda mitad --tras un primer período para olvidar-- y dispuso de numerosas (pero infructuosas) ocasiones para marcar varios goles, que no llegaron por fallos de los atacantes blanquiazules o por grandes aciertos de Juan Carlos, el portero numantino.
El partido se volvió loco entre los minutos cincuenta y ocho y setenta y uno, en la que ambos equipos tuvieron, cada uno, tres ocasiones seguidas para marcar, incluyendo un tiro al larguero del conjunto local, pero finalmente fue el Numancia el que sentenció el choque, al culminar Guillermo un rápido contragolpe que sorprendió a la defensa visitante. Corría el minuto 72 y el 2-0 sería ya inamovible.
La conclusión es que el Tenerife se sigue mostrando como un equipo mediocre, que no sabe cómo ponerse las pilas desde el principio de los partidos y que tira por
el sumidero las primeras partes, para reaccionar solo cuando encaja el primer gol. Y así, queridos lectores, no vamos a llegar a nada.
En todo caso, debemos mirar hacia abajo en la tabla, porque nuestro Tete (por lo demostrado hasta ahora) tiene más posibilidades de verse en el pelotón de cola que entre los aspirantes a la gloria. En fin... Los cimientos del edificio blanquiazul parece que tienen aluminosis. Y hay que buscar soluciones que sean efectivas más pronto que tarde.