30.09.2019 | Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
El Tenerife volvió a demostrar este domingo que se desenvuelve mejor como visitante que como local y pudo dar un alegre concierto de gaitas en Lugo, a cuyo equipo titular le endosó cuatro goles, como pasó recientemente en el Carlos Belmonte ante el Albacete.
En el Anxo Carro, los blanquiazules salieron con ganas de vencer y ya en el minuto diez se adelantaban con un precioso tanto de Bermejo, que tiró desde fuera del área con efecto y el balón se lo tragó el portero local, Varo.
El 0-2 llegó solo diez minutos más tarde, obra de Malbásic --que por fin vio puerta--, a pase de Álex Muñoz, tras una jugada de ataque muy bien trenzada por el conjunto isleño.
El Tenerife era el dueño y señor del encuentro, porque este es un equipo que es imparable cuando tiene el balón, pero como no hay rosas sin espinas, Muñoz cometió penalty en el minuto 29 y la máxima pena la transforma Manu Barreiro en un peligroso 1-2 y, a partir de ahí y hasta el descanso los blanquiazules se desinflaron como un globo y pasó a dominar el Lugo, que empataría a tres minutos del intermedio, aunque el VAR se encargó de anularlo ya que el tanto fue marcado con la mano de uno de los delanteros locales.
Nada más comenzar el segundo período, el delantero serbio Malbásic aumentó la ventaja visitante (1-3), tras transformar una pena máxima, que el árbitro concedió tras ver las imágenes de la jugada grabada por el VAR.
No contentos con el concierto de gaitas con sones isleños, Bermejo interpretó como solista un cuarto y definitivo gol, tras una precisa asistencia de Malbásic. Y colorín colorado.
El Tenerife ganó con clase y autoridad, aunque tuvo una pájara de un cuarto de hora previa al descanso, tras encajar el gol de los gallegos.
Y esta próxima semana, dos partidos seguidos en el "Heliodoro", el miércoles a las ocho de la tarde, ante el Oviedo, y el sábado a las 19,30 horas frente al Extremadura. Una oportunidad doble para poder colocarse en los puestos de cabeza.