09.10.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Parece que no nos damos cuenta, pero el cáncer se ha convertido en una verdadera pandemia que no respeta a nadie. No sé si es porque la Medicina ha avanzado mucho como ciencia en los últimos decenios o si se debe a otros causantes, pero lo cierto es que las enfermedades oncológicas afectan a muchas personas, sin tener en cuenta su edad y condiciones físicas.
Antiguamente se decía de una persona que posiblemente había padecido un cáncer que había muerto porque tenía "algo malo". Hoy, por fortuna, sabemos más sobre esta maldita enfermedad y, por ello mismo, los pacientes oncológicos sobreviven en muchos casos si se descubren los casos en sus inicios, por lo que es muy importante la medicina preventiva.
Algunas amigas y también más de una allegada ha padecido o padece cáncer de mama y, en casi todos los casos, se han resuelto satisfactoriamente porque acudieron a tiempo. Está claro que uno toma verdadera conciencia de este mal cuando nos toca de cerca. Por eso son imprescindibles las revisiones periódicas y las pruebas diagnósticas, como las citologías y la mamografías en las mujeres y los reconocimientos por el recto en los hombres, sobre todo a partir de los cincuenta años, por posible hiperplasia de la próstata.
Las investigaciones científicas avanzan, pero muy lentamente, casi siempre por culpa de la necesaria financiación de los proyectos tendentes a la curación de diferentes formas de cáncer, una dolencia a la que aún no hemos podido erradicar.
Sabemos que cuando se tiene un cáncer una de las principales causas es genética. Pero se ha demostrado también que influye nuestro estilo de vida, y uno no descarta que también deben influir otros agentes externos, como determinados componentes en alimentos procesados, por lo que debemos analizar lo que consumimos y también evitar productos llamados "asesinos blancos" como la sal, el azúcar y las harinas refinadas, además de grasas de origen animal. Y evitar también el alcohol y el tabaco. Porque ninguno de nosotros está exento de poder tener un maldito cáncer.