28.09.2023 | Las Palmas de Gran Canaria
Por: LuisAlberto Serrano
La verdad es que hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto de un festival. También es verdad que me los salto casi todos, porque casi nunca dispongo de tres días seguidos de “no hacer nada”. Yo, a brincar y beber cerveza le llamo “hacer nada”. Pero sí hay que reconocer que, de vez en cuando, estas desconexiones del mundo para soltar adrenalina te ayudan a soportar el devenir de los meses.
Este año se celebraba el 10º aniversario. Eso lo consolida como uno de los festivales punteros en la isla de Gran Canaria, donde la oferta; este año, está siendo envidiable. Está claro que Canarias es un paraíso de sol, pero yo la valoro más por su calidad de ocio durante las cuatro estaciones que aquí no tenemos muy definidas. El LPA BEER & MUSIC FESTIVAL arrancó el viernes con tres cabezas importantes. Christina Rosenvinge, de la que pronto publicamos una entrevista, demostró porqué lleva 30 años en la música. No es fácil y ella es una artista que no me decepcionó (y como persona, menos), siendo la primera vez que la veía en directo. Enrique Villareal “el Drogas” vino con la gira 40 años de Barricada. Contundente y efectivo, la gente dio brincos. Nunca fue de mis artistas preferidos, pero se ganó todos mis respetos y admiración. Repetiré. Y Burning, uno de los grupos de mi vida y de los que considero que incidió en la conformación de mi personalidad, estuvo más frio. Quizás es que, siendo un grupo con tanto recorrido, los fieles esperábamos algunas canciones que para nosotros son himnos y no; no llegaron. El resto del día lo completaron las bandas canarias Mujercitas, los tinerfeños Delokos y mi buen amigo DJ Lobo.
La segunda jornada se fue debatiendo debajo del solazo de la Playa de Las Canteras pegada al escenario. Este festival, lo cual valoraremos siempre, es un vínculo y un escaparate para las bandas canarias que emergen y que actúan junto a artistas consagrados. Propuestas de todo tipo: Ni 1 pelo de tonto, Kilian Viera, Aseres, Tabaiba, Pepe Benavente, Santo Machango y La Negra Tomasa, hicieron recorridos por ska, reggae, funky y verbeneos varios para regarlo todo con “beer”, mucha “beer”. Pero este día destacaré a un crecido El Vega. Hacía un par de años que no lo veía y me sorprendió verlo tan maduro y con tanto dominio del público y el escenario. Esa rumbita canaria que ya está dando el salto a las afueras. Y las consagradas Las K-Narias, sus temas actuales, sus reivindicaciones y sus coreografías, las siguen manteniendo a Gara y a Loida en lo alto, merecidamente.
La última jornada, más de día y menos de noche (que el lunes se madruga) estuvo diseñada para las los grupos de la isla con más tirón contrastado. Aun así, empezaron Tierra de fuego, ganadora del concurso de bandas canarias que organizó el festival. Después, El “bichillo” Arístides Moreno, reinventándose con la 101 Brass Band. Guitarrita, sección de vientos, y buenrollismo bien mezclado, todos acabamos bailando el “Horcon boy” como si fuera la primera vez que lo escuchamos. Siguieron los incombustibles Los Coquillos con su gira “30 años de Borracho hasta el amanecer” (ese himno canario que no falta en ninguna fiesta). Nuevo repertorio y anuncio de disco nuevo. Lo queremos, ya. Por lo pronto, me grabé para el Facebook la canción “Sí, sí, sí” que me cedieron para mi cortometraje “Ante todo… respeto”. La banda canaria más grande, que siempre es un placer escuchar. Y luego, un seguro de éxito con Los Salvapantallas y con Los Lola, versiones para dejar la garganta acompañándolos. Y lo consiguen, siempre. Gracias a la organización por creer que el talento canario tiene su espacio y al público por refrendarlo. El año que viene… más.