26.08.2023 | Redacción | Relato
Por: Inmaculada Fuentes Ballesteros
Escritora Valenciana
La mañana se presentaba tranquila, serena, brillante y llena de planes y posibilidades.
La ruta en bici no termina sin la preceptiva visita a mi cómplice y confidente.
Permanece a la espera aunque hoy el camino discurre por otros lares algo más lejanos pero llenos de recuerdos, de aromas y sabores que de vez en cuando me gusta rememorar.
El día transcurre dulce sin ni siquiera sospechar que se transformaría en amargo antes de terminar.
La vida de nuevo golpea inmisericorde con el puño de la cruel realidad.
Sólo veintidós años..., nada más..., apenas comenzando a despuntar y ya no estás.
Cruel, dura, incomprensible, inasumible, insospechada..., tu marcha deja un enorme vacío que no se podrá llenar jamás.
El dolor que inunda tu casa se puede escuchar...
El desgarro de tu falta se puede palpar...
Los corazones que unidos te dieron la vida..., hoy la tienen que entregar..., rotos..., destrozados...
Vuelvo a la orilla buscando la respuesta, la paz perdida, la tranquilidad robada...
Vuelvo a buscar tu consuelo por que la vida me vuelve a agitar y..., me pesa..., si, la vida me empieza a pesar...
Vuela..., vuela alto..., tanto cómo tu jovial energía te pueda llevar pero sin olvidar..., el inmenso hueco que dejas atrás...