12.02.2024 | Las Palmas de Gran Canaria
Por: Luis Alberto Serrano
No es el prototipo de la mujer bella de Hollywood, pero a mí, esta mujer, siempre ha tenido un huequito en mi corazón. Versátil, emociona cuando sonríe o se enfada y sirve para hacer papeles tiernos (“Gorilas en la Niebla” o “Armas de mujer”), cómicos (“Los Cazafantasmas”) o personajes al límite (”Alien”, “El año que vivimos peligrosamente” o “LA muerte y la doncella”).
Pocos saben que su primera aparición en las pantallas fue en la película de Woody Allen “Annie Hall”, haciendo un pequeñísimo papel, pero que dos años después la catapultaron haciendo el personaje de la Teniente Ripley de “Alien, el octavo pasajero”. No había muchas películas en aquella época en la que la dura fuese una mujer. Esto la llevo a ser un referente en el cine que vino después. Estamos hablando de finales de los años 70.
Es de las poquísimas actrices que ha estado nominada a dos Oscars en la misma noche. En 1989 lo fue a la mejor interpretación femenina por “Gorilas en la niebla” y a la mejor actriz de reparto por “Armas de mujer”. Muy recomendables las dos.
Y si el huequito que tiene en mi corazón es merecido, este sábado en la Gala de los Goyas, creció un poquito más. Les cuento la anécdota en su discurso, Comentó que, el también actor, Bill Murray siempre le comentaba que sus actuaciones en español le gustaban más. Y, en el discurso de la otra noche al recibir el “cabezón” de Goya reconoció, públicamente, la interpretación de María Luisa Salá del doblaje que ha hecho en más de 30 de sus películas. Me gana la gente que valora el esfuerzo de los demás y la influencia en los éxitos propios. Así que, por muchos años más, Sigourney Weaver me representa y la seguiré adorando.