20.10.2016. Redacción
Por: Ángela Molina
Selección de poemas pertenecientes a su más reciente poemario
Gula (inédito).
Puerta de emergencia
Esa costumbre de mirar el sol por la ventana
de arrimarte al cristal para quitarte el frío
que te hiela desde dentro
Ese hábito de mirarlo todo
desde la otra orilla
de poner distancia a lo deseado
de degustar con prisa y en instantes
para volver a la luz amarilla de la cárcel
Esa manía de ser intento de naufragio
de meterlo todo en cajas
que no llegan a nadie
Ese intento fútil de arañar
la alegría y después
contentarte con chuparte los dedos
Ese atavismo de descontar los años
en cuenta regresiva,
como si fuera la vida entera una condena
Esa rutina de amarrar los sueños
a la orilla, en la espera insensata
de que mejore el tiempo
Esa debilidad por hacerte
plato de degustación, escanciadora,
manual de supervivencia,
conjuradora del verbo procrastinar,
vendedora de ilusiones desechables
Poderosa osadía
de corto aliento
Un largo juego
No somos árboles, Sara
aunque tengamos raíces que nos aferren
y una única tierra para pertenecer
No somos pájaros, Sara
aunque probemos a ser aves migratorias
y surquemos el océano por largas temporadas para huir del frío y sobrevivir
Ya nadie viaja en barco, Sara
ya no se escriben cartas
Ya han desaparecido las mujeres
con sus pañuelos blancos en los puertos
No somos dioses, Sara
aunque a veces nos creamos inmortales
y hagamos planes que alcanzan una década
y abandonemos el Olimpo, que no es siempre paraíso
No, no somos dioses
aunque juguemos a la ubicuidad con pantallitas
aunque nos mintamos diciéndonos que no estamos tan lejos
aunque posterguemos el abrazo a fuerza de llamadas
aunque rehuyamos ver los mapas y cerremos los ojos
para sentirnos nuevamente en casa
aunque evite pensarte para no echarte en falta
aunque en mi calendario haya meses en negro
mientras te espero
Juego contigo, Sara
un largo juego al escondite
Confluyo en ti
El poema se desliza por tus muslos, tiembla
en el abismo oscuro de tus nalgas
sube montes escarpados en tu espalda
ruge como una tempestad
No hay distancia aunque parezca
que unos pocos centímetros se extienden
en medio de los ojos con los que nos miramos
Muero en ti
si la muerte es dejar de ser una
diluirse/ escapar de las fronteras marcadas por la piel
Muero en ti/ en la concavidad de tu obsidiana
si la muerte es abolir el pensamiento y el tiempo
No hay deseos/ ni cimas conquistadas/ ni ansias de poseer/ ni propio aliento
sólo ojos para meterme en ti
soy tus pies que se mueven lentamente
soy tu pecho que exhala
soy esa gota de ambrosía que tu sexo me ofrenda
quiero morirme en ti/ aprender el aroma/ fundirme en tu calor/ y desaparecer
No es cierto
No es cierto que te poseo y hago saltar de ti el orgasmo
que te arranco el placer, que te desuello
que me obedecen tus caderas de mulato
Que sobre ti a horcajadas me desmadro
que me sé tus caminos, tus veredas, tu atajo
que ansío y me sorprenden tus gemidos
solos, como el dolor
Es cierto, sí, que no sé adivinarte
y que me jode de tantas ganas
y de no estar en ti
Y todas mis certezas se ahogan en la orilla
en que sonríes y apenas te desgastas
condescendiente como un loto
No importa si me quedo o me voy
ante la evidencia del tiempo en que no soy sin ti
en la otra orilla de la cama
Fatiga de los materiales
Dulce es la noche y sin embargo en cada madrugada
Aguardan insomnios terribles
Mis diosas me acompañan, las invoco
Hestia, dame paz y serenidad
Mantenme centrada en mí
Artemisa, recuérdame el lugar
de mis hermanas, guarda mis flechas
Al imponente Orión deja alejarse
Sea mi furia estratagema
que me mantiene virgen
Atenea, siendo, como soy, hija del padre
Mantén mi cabeza fría en la batalla
Dame la lucidez de augurar el mañana
Hazme como los hombres
Deméter, déjame en claro que tan sólo
a mis hijos puedo atesorar
II
Dulce es la noche y el insomnio
tiene nombre de amante que no fue
Ciorán, permíteme el sarcasmo
de la lejana compasión
Foucault, concédeme aceptar
El destino de la palabra perdida
La derrota del discurso
Siempre distintas las caras, los hallazgos
la exangüe historia personal
No existe amor, si acaso
una pobre quimera acompañada
El concepto de la plenitud que indefectiblemente
sucumbe ante el acierto
la idea de la carencia, la ilusión de la totalidad
Se rompe, fatiga de los materiales
no existe nada a lo que asirse
Salvo los propios pies
Desnudos y llagados